La ANAC podría hacer más

En tiempos tan excepcionales hay que ser mejores.

Antes que el desafío y emergencia del Covid-19 llegara a nuestras costas la aviación general enfrentaba situaciones complejas que requerían soluciones de fondo. Algunas de las necesidades del sector eran similares a las que sufría el resto de la actividad productiva del país, otras definitivamente no. Aunque había expectativas sobre la política aeronáutica que desarrollaría el gobierno que se estrenaba nadie reclamaba decisiones inmediatas, pero sobre los asuntos urgentes y necesarios que dependían de la continuidad del trabajo cotidiano de la burocracia se esperaba un mayor impulso y una rápida puesta en marcha de equipos de trabajo eficientes.

El 10 de diciembre asumió como ministro de Transporte el señor Mario Meoni, pero la designación en la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) se demoró hasta fin de enero, cuando la licenciada Paola Tamburelli asumió la titularidad del organismo operativo que entiende y atiende todas las cuestiones aeronáuticas. En el mientras tanto, la ANAC prácticamente había dejado de cumplir su rol. Al prolongado tiempo de la acefalía, que es justo reconocer comenzó antes de diciembre cuando el predecesor de Tamburelli prácticamente abandonó su cargo, se sumó casi un mes –en total los cien días clave en la gestión de cualquier Gobierno– y hasta hoy la ANAC no ha reaccionado suficientemente en el cumplimiento de sus funciones más básicas y regulares.

Es verdad que hoy nos encontramos en medio de una crisis sanitaria global de imprevisibles consecuencias, pero también es cierto que los gobiernos del mundo y en alguna medida nuestras autoridades, parecen comprender las graves derivaciones económicas que tendrán las drásticas decisiones que se están implementando, por lo que ensayan mecanismos de mitigación con el fin de evitar el colapso total de la producción y la supervivencia de la mayor cantidad posible de empresas que generan recursos para el presente y, sobre todo, para el día después de la pandemia.

… la ANAC debe comprender que puede y debe tomar medidas sencillas que ayudarían a salvar lo que queda de la aviación general.

Está claro que hoy no se puede pedir demasiado, pero la ANAC debe comprender que puede y debe tomar medidas sencillas que ayudarían a salvar lo que queda de la aviación general. Al momento en que se escriben estas líneas toda la aviación está clausurada (ver nota específica que se publica en esta web), pero hay sectores de ella que podrían estar ayudando a generar recursos sin afectar la lucha contra la pandemia, sin embargo no lo pueden hacer porque sencillamente faltan estampar firmas en documentos que en algunos casos se empolvan sobre los escritorios de la calle Azopardo desde hace meses, incluso desde antes que se detectara en Wuhan, China, el primer infectado de coronavirus.

Las autoridades de otras dependencias y diversas jurisdicciones han tomado sabias decisiones para facilitar situaciones como las que suceden en la ANAC, por ejemplo, al extender la vigencia de la documentación existente hasta tanto pudieran atenderse trámites en curso. Por caso, podemos citar la prolongación del vencimiento del registro de conducir en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la postergación del pago de infracciones, las verificaciones vehiculares en varios distritos y otras decisiones que buscan aliviar el presente previendo el futuro. La ANAC debería resolver del mismo modo trámites que impiden trabajar extendiendo excepcionalmente por 180 días –dada la excepcionalidad de todo lo que vivimos– la vigencia de la documentación vencida para la actividad aérea (CETAs, CESAs, licencias, CCIACs y otros). El transporte sanitario, indispensable en todo momento; la aeroaplicación, que cursa hoy una circunstancia clave por la campaña agrícola; las escuelas de vuelo que necesitarán retomar lo antes posible la actividad, sumados a las habilitaciones de talleres, etcétera, no pueden esperar más tiempo por trámites rutinarios que deberían estar resueltos, por lo que las medidas que se están tomando para otras actividades y están en línea con lo que el propio Gobierno intenta hacer para atenuar el crítico momento que transitamos, serían muy adecuadas.

Es necesario que la autoridad aeronáutica tome nota de la situación y sus posibles soluciones. La nueva conducción de la ANAC mostró su voluntad de apoyar a la aviación general desde el primer día lo cual produjo una expectativa muy positiva en diversos sectores, pero lo que hoy se necesita es la acción sobre cosas tan simples como vitales.

Veremos.

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