Los gobiernos del mundo emitieron decenas de miles de millones de dólares para salvar a las aerolíneas. El que más dinero de los contribuyentes inyectó para sostener el sistema aerocomercial fue el de los Estados Unidos de Norte América, sin embargo, las consecuencias de ese salvavidas en medio de la pandemia ya empiezan a evidenciarse.
Lo que a esta altura no se puede negar es que hubo malos diagnósticos y resoluciones que hoy se lamentan, por ejemplo la jubilación anticipada de los pilotos fue un enorme error que afecta el presente de las aerolíneas americanas en plena reactivación.
El problema concreto es que las aerolíneas se encuentran ante una escasez agravada de profesionales que pone en riesgo la reactivación y expansión del mercado. Es paradójico, pero inicialmente los rescates gubernamentales fueron para sostener a los trabajadores, sin embargo ese objetivo no se pudo cumplir totalmente por lo prolongado de la emergencia del SARS-CoV-2. Los paquetes de ayuda, es decir, imprimir dinero, no fue una decisión del todo difícil para los políticos dado que la máquina de imprimir siempre puede trabajar horas extras y a ellos les suele seducir la idea de generar dependencias, pero donde se observan las mayores inconsistencias de lo que se llevó a cabo es en la falta de coordinación que hubo para determinar las restricciones a los viajes. En ese sentido, no se comprende cómo se pudieron destinar decenas de miles de millones de dólares sin convocar a todas las partes involucradas en el transporte aéreo para definir el mejor uso de recursos y, sobre todo, qué se debía hacer para reducir el impacto de la pandemia en la industria. Es casi unánime entre los directivos de las aerolíneas y las instituciones que las agrupan, escuchar que los cierres debieron establecerse de manera más inteligente y eficiente, de modo que la industria pudiera sobrevivir mejor y sin tantos paquetes de ayuda, aunque lo segundo se dice en voz más baja ya que nadie desprecia cientos de millones de dólares a devolver plácidamente y tardíamente.
Las aerolíneas continuarán comprando y modernizando sus flotas y no alcanzarán los aviadores y técnicos. Las academias de formación de profesionales están percibiendo la tendencia al alza en la demanda de pilotos. Actualmente las aerolíneas se presentan con cronogramas de entregas de aeronaves en la mano y una pregunta fundamental: ¿pueden tener profesionales listos para mí en dos años? Muchas aerolíneas están tratando agresivamente de volver a contratar a los pilotos, así como a tripulaciones de cabina y personal de tierra, pero el proceso no es sencillo y la formación de profesionales tiene sus plazos.
Se necesitan entre 18 y 24 meses para entrenar a un piloto lo que significa que los transportistas deben trabajar para prepararlos mucho antes de la entrega de nuevos aviones. Todos saben que las aerolíneas realizan pedidos de aviones pensando en la evolución de los mercados y las limitaciones de los fabricantes para producir aviones.
Boeing Co. estimó que el mundo necesitará más de 600.000 nuevos pilotos en las próximas dos décadas y que en ese período las aerolíneas recibirán 43.600 nuevos aviones.