Toda inversión es aire fresco para un país en el que hay tanto por hacer. En el mercado de las alas rotativas esto es especialmente cierto, y más cuando el escenario es la inmensa Ciudad de Buenos Aires, una urbe que ha quedado relegada en materia de facilidades para los helicópteros no sólo si se la compara con San Pablo o Ciudad de México, sino si se la piensa respecto de una ciudad más pequeña como Santiago de Chile. Tal vez sea por eso dar la bienvenida a la apertura del Helipuerto Autódromo – Hangar Robinson, resulta tan refrescante para todos en general y para el ánimo aeronáutico en particular.
Ayer fue uno de esos días felices para la aviación porque se inauguró un nuevo helipuerto. El festejo que celebró el comienzo operativo de este emprendimiento fue extendido, de 13 a 19, horario en el que pasaron por el Helipuerto Autódromo cientos de personas, la mayoría de ellas vinculadas al vuelo, incluyendo a varios famosos de todos los ambientes que han incorporado a estas aeronaves a su pasión.
El doctor, empresario y piloto de helicópteros Daniel Saramaga fue quien dio la bienvenida a los presentes a eso de las 15 horas. La ceremonia fue súper descontracturada pero detalladamente pensada. Saramaga, micrófono en mano, fue invitando a su equipo al escenario. El primero en acompañarlo fue el conocido automovilista y empresario Osvaldo “Cocho” López, su amigo y socio en el proyecto. Luego se sumó Willie Tufró, invitado de lujo e infaltable en todo este tipo de celebraciones por una razón especial: fue quien transformó a ese artefacto maravilloso llamado “helicóptero” en la manzana de la gran tentación de los aeronautas y no aeronautas de la Argentina. A continuación fue convocado Héctor González, el hombre de confianza que gerencia el nuevo helipuerto. Finalmente, Saramaga invita a “su apoyo imprescindible para la vida”, la doctora Gabriela Alaimo – compañera de ruta y cerebro financiero de Patagonia Flooring y las empresas de Saramaga– y al resto de la familia integrada a los negocios. Es un momento culminante en el festejo por el logro concretado, pero también el puntapié inicial que pone en movimiento una nueva etapa en el plan de negocios ideado para la empresa.
El Helipuerto Autódromo – Hangar Robinson que comenzó a prestar servicios, está dentro del autódromo Oscar y Juan Gálvez de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y tiene, por concepción y desarrollo, un claro nivel internacional. Está ubicado en un punto estratégico por sus accesos terrestres y porque permite enlaces aéreos rápidos con Puerto Madero, el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, el Aeroparque Jorge Newbery, el Aeropuerto Internacional de San Fernando, las islas del Delta y los más importantes barrios cerrados del Gran Buenos Aires.
Las características del lugar son ideales para la óptima operación de los helicópteros, y sus instalaciones, pensadas con gran sobriedad, elegancia y funcionalidad, ofrecen todo el confort que se puede esperar en un helipuerto de cualquier ciudad importante de mundo.
A partir de ahora el Helipuerto Autódromo – Hangar Robinson se convierte en un punto de referencia para las alas rotativas ya que allí habrá hangaraje, mantenimiento, instrucción de vuelo y se brindarán servicios de taxi aéreo y recorridos que posibilitarán a los turistas tener una recorrida general de Buenos Aires que no se podría lograr por tierra en pocas horas y con tan esmerada atención.
La fiesta con que se coronó el enorme esfuerzo que llevó a la concreción de este emprendimiento, fue un broche de oro espectacular, ya que además de convocar a cientos de amigos y simpatizantes de la aviación, contó con finos números artísticos, excelente música y en un gran tramo la animación de Iván de Pineda, flamante piloto de avión que pronto sumará a las alas rotativas a su background aeronáutico, quien además es la cara de este serio y necesario emprendimiento.
Como se ha dicho tantas veces y a lo largo de tantos años desde las páginas de ARMKT, una ciudad como Buenos Aires necesita que el helicóptero –y muy pronto todo tipo de aeronaves de despegue y aterrizaje vertical– tenga una infraestructura de soporte acorde a su dimensión y necesidad. El Helipuerto Autódromo – Hangar Robinson es un paso gigante en la dirección correcta. Un paso tan bien dado como auspicioso.
