ARMKT entrevistó al diputado provincial Luciano Bugallo para conocer el proyecto de ley que presentó en la Legislatura de Buenos Aires para actualizar la legislación sobre la aplicación de agroquímicos. El legislador bonaerense dio detalles sobre quién sería la autoridad de aplicación, las distancias de aplicación, variables a considerar en la aplicación de fitosanitarios.
ARMKT: — ¿Cómo es su iniciativa legislativa en materia a aplicaciones de fitosanitarios para resolver el enorme desorden existente?
L.B.: — En la Provincia de Buenos Aires tenemos 135 distritos con 87 ordenanzas distintas que reglamentan las aplicaciones de fitosanitarios; 71 de estas ordenanzas terminan regulando sobre distancias (de aplicación) que van desde los 10, a los 2.000 metros; y hay 6 normas que legislan sobre la utilización de los agroquímicos que se pueden utilizar, incluso algunas hasta prohíben la aplicación productos que están aprobados por el SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria). Por eso es que tenemos que pensar en el orden de jerarquía en el Estado, dado que un municipio termina prohibiendo la utilización de un producto que un ente nacional ha autorizado luego de un proceso riguroso, lo cual es inconstitucional con respecto a una ley provincial. Esto se fue desorganizando tanto que se ha hecho necesario hacer una nueva ley y el proyecto tiene que ver con eso.
Inicialmente pensamos en hacer una reforma de la Ley 10.966, que tiene entre 20 y 40 años, que regula lo que son las aplicaciones en la provincia. En esos 30 años todo ha evolucionado mucho en la actividad agropecuaria, los métodos de labranza, las semillas, etcétera, y también los productos fitosanitarios, por eso es de vital importancia empezar a discutir una ley nueva acorde a los tiempos que corren. Quiero aclarar esto porque hay que discutir despojados de todo tipo de cuestionamiento ideológico, absurdo, militante, ambientalista que muchas veces se basa en “slogans” y no en la cuestión de fondo, porque en el medio hubo mucha contaminación discursiva, para un lado y para el otro, por lo que tenemos que hablar sobre qué queremos de acá para adelante.
…pensamos fuera de todo contenido ideológico, es una ley pensada en preservar la salud humana y garantizarla, como así también garantizar los recursos naturales, sobre todo el suelo.
— Apelando a la ciencia.
— Justamente, se trata de ciencia, de productos que ya están probados en todo el mundo. ¡Es hacer acá lo que se hace en el resto del mundo! Porque a veces pareciera que en Argentina nos creemos el centro del mundo y nos olvidamos que hay productos avanzados para el cuidado de la salud, la sanidad vegetal y animal… porque muchas veces se pone el rótulo de agrotóxico como si los fitosanitarios fueran venenos, y la verdad es que se trata de remedios exactamente igual que el que toma el humano para cuidar la salud y en este caso, para que los cultivos logren su máxima potencia.
— ¿Cómo se pensó esta ley?
— La pensamos fuera de todo contenido ideológico, es una ley pensada en preservar la salud humana y garantizarla, como así también garantizar los recursos naturales, sobre todo el suelo. Acá hay que destacar que el productor agropecuario vive del ambiente, su negocio es el cuidado del ambiente, porque si se destruye se queda sin la máquina de generar recursos. Por eso, hay que ir rompiendo varias estructuras mentales que nos hemos ido creando en los últimos tiempos y que terminaron contaminando, justamente, la discusión seria de estos temas.
— Es curioso que en este momento en que hay tanto dengue se fumigue sobre las ciudades para eliminar al mosquito transmisor de la enfermedad sin ningún problema y que haya militantes que protesten por las aplicaciones sin fundamento.
— Es a lo que hemos llegado con el nivel de fanatismo. Cuando abrís la alacena te encontrás con productos que son 10 veces más perjudiciales para la salud que los que se aplican en el campo. Te dicen que no se apliquen productos a tantos metros del ejido urbano, pero te encontrás en la punta de la góndola del supermercado productos con insecticidas al lado de los alimentos, entonces te das cuenta del absurdo.
— El proyecto busca ordenar toda esta situación.
— El debate sobre el tema de distancias está absolutamente desactualizado, pareciera que lo único que importa es a qué distancia del pueblo se hace la aplicación y no en qué condiciones y con qué productos se hace. Lo que tratamos de ordenar son las distancias. Con el proyecto se busca, primero, determinar quién es la autoridad de aplicación. 
Hoy ha quedado en duda si es el municipio, la provincia y eso genera desorden en el que un aplicador que está en medio de dos distritos no sabe a qué normativa ajustarse, lo que termina perjudicando la producción. Para dar una idea, en Pergamino, tiene una restricción de 1.950 metros, que ni siquiera está determinado por ley ni por ordenanza, sino que fue fijada por un juez. Esta decisión judicial está dejando afuera de la producción 6.000 ha de la zona más rica del país. Esto es tan absurdo que no se ha tenido en cuenta que el INTA está dentro de esa restricción, por lo que ese respetado organismo no puede hacer experimentación o ensayos agropecuarios. Pensemos: los ingenieros agrónomos más capacitados del país, que te diría son de los que más saben en todo el mundo, no pueden cumplir con su misión por el fallo de un juez. El colegio agrotécnico de Pergamino, donde los chicos se forman en la producción agropecuaria, hoy no pueden hacer prácticas o ensayos por la limitación. Además, hay un montón de semilleros que se dedican a mejorar semillas que no pueden hacer pruebas por una decisión absurda de un juez militante que termina fijando una distancia antojada sin ningún fundamento científico. Por eso, la ley que presentamos determina que la autoridad de aplicación es el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires. !Córranse los municipios del medio!
Lo que busca la ley es ordenar, es decir, fijar las mismas reglas para todos, incluso que la sociedad también sepa de qué se trata.
Segundo, como los avances tecnológicos vienen tan rápidos, no podemos estar haciendo una reforma de leyes continuamente a medida que sale un producto nuevo o que se descubre un nuevo sistema tecnológico que hace más eficiente la aplicación, por lo que hemos pensado en una ley que crea un marco regulatorio que prevea cualquier actualización que pueda venir, a través de un Manual de Buenas Prácticas Agrícolas que actualiza el organismo de aplicación que es el ministerio, junto a las entidades privadas, gremiales, Casafe (Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes), el INTA, Senasa, etcétera.
— Según la información disponible, el proyecto contempla que en la zona de amortiguación haya un funcionario o técnico que constate el procedimiento de aplicación.
— Hay temas que estarán en la ley que ya se están implementando, por ejemplo las distancias a causes de río y lagunas permanentes, hoy el productor respeta eso. Lo que busca la ley es ordenar, es decir, fijar las mismas reglas para todos, incluso que la sociedad también sepa de qué se trata. Te cuento una anécdota: Tengo un amigo productor que en Roldán se puso a regar los duraznos con un tractor y sus vecinos ambientalistas salieron a protestar con carteles que decían “¡Pare de fumigar, nos están envenenando!”, y lo que hacía era regar con agua los frutales. Entonces creemos que es importante que la gente conozca más y mejor lo que se hace en el campo.
Contestándote lo del veedor, sería para las zonas periurbanas, el lote pegado a la última casa del pueblo, que para que el vecino se quede tranquilo, el municipio pondría un técnico para considerar en qué condiciones se hacen las aplicaciones, meteorología, tamaño de gota, producto, si cuenta con la receta agronómica, etcétera. Eso es todo.
— ¿En qué distancias correspondería la supervisión?
— No hay una distancia porque depende del terreno, no es lo mismo que contra la última línea del pueblo tengas una arboleda o sea a campo abierto; también cómo está el tiempo, el viento, el certificador está para observar eso en las proximidades. Esas situaciones puntuales, lo que se haría es determinar localmente, variables que podrían no estar en el Manual de Buenas Prácticas en que trabajaron los expertos y se va actualizando.
— ¿Cómo está hoy el trámite parlamentario?
— El proyecto entró en la Cámara la semana pasada, está en la Comisión de Asuntos Agrarios, donde debe comenzar la discusión interna. Seguramente se empezará a citar a las cámaras, federaciones, entidades gremiales, asociaciones ambientalistas, Casafe, etcétera, a algunos plenarios abiertos. Hay que enriquecer el debate y despejar de fantasmas el tema, y la ley que termine saliendo tiene que ser superadora, que todos nos sintamos representados, cuidados y que sea un instrumento para los próximos 30 o 40 años.
— ¿Cómo lo reciben tus colegas legisladores y políticos?
— En la Provincia de Buenos Aires hemos tenido una reunión con el ministro Rodríguez (Javier) de Asuntos Agrarios en la que planteamos el trabajo que estamos presentando. Ellos reconocen que hay un desorden impresionante. Hasta ahora lo que han hecho es crear un mapa geolocalizado que te marca las distintas distancias de cada localidad. En realidad terminan reconociendo el desorden y lo ponen en evidencia en un mapa que te informa cuáles son las restricciones según el lugar en que estás. Mientras tanto, hacen mediciones; esto también se hizo en la gestión anterior a nivel país, pero hay publicaciones prestigiosas a nivel mundial que han verificado que el asunto no es la distancia, sino las variables de todo lo que te mencioné antes.
Acá el asunto es que digamos: “muchachos sentémonos, dejemos las ideologías absurdas y empecemos a hacer las cosas bien”. La ley va en esa línea. Yo creo que hay posibilidades de que esto pueda salir, necesitamos el acompañamiento de todos, sobre todo de los medios, por eso te agradezco esta oportunidad, porque tenemos que educar, también al vecino, que nosotros garantizamos la salud humana junto con la salud vegetal, y que esto es por el bien de todos. 
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