Podrá parecer vetusto, pero la National Aeronautics and Space Administration (NASA) aún confía en un DC-8 para realizar ciertos experimentos.
El pasado 6 de enero esa agencia espacial puso en vuelo un Douglas DC-8 totalmente recorrido para que reanude sus misiones científicas, en este caso la investigación de fenómenos meteorológicos. El añoso avión de la NASA es un laboratorio volante que apoyará el programa Airborne Science que lleva la agencia aeroespacial adelante.
El avión despegó el pasado 18 de enero, de San Antonio, Texas, donde permaneció varios meses para una recorrida mayor, para ser trasladado al “Centro de Investigación de Vuelo Armstrong”, de la NASA, localizado en Palmdale, California, lugar en donde se le instalarán instrumentos para mediciones atmosféricas que le permitirán ser parte del “Experimento de Procesos Convectivos” que estudiará los aerosoles y vientos en frentes de tormenta, que se llevaría a cabo el próximo mes de julio.

La aeronave ya ha sido utilizada por equipos científicos para las más diversas investigaciones (arqueológicas, ecológicas, geográficas, hidrológicas, oceanográficas, biológicas etc.) de teledetección a determinada altitud.
A manera de ejemplo, el DC-8 fue utilizado para evaluar mediciones de satélites en una campaña de detección activa de emisiones de CO2 durante el verano de 2011. En aquella oportunidad, el objetivo básico era probar cuatro instrumentos láser utilizados para mediciones remotas de dióxido de carbono atmosférico. Los vuelos se realizaron diferentes contextos ambientales que van desde zonas con alta amplitud térmica, como los desiertos, hasta regiones con bajísima temperatura, en las que se probaron los efectos de la “reflectividad” de la superficie. Esa investigación contribuyó al desarrollo de equipos satelitales de observación de la tierra que utilizan tecnologías láser para medir el dióxido de carbono atmosférico. En la mayoría de esas misiones, el DC-8 vuela bajo la trayectoria de un satélite, utilizando instrumentos para recopilar la misma información que mide el satélite a los efectos de comparar e interpretar los datos satelitales con los resultados verificados con los instrumentos abordi del DC-8, para establecer algoritmos adecuados que permitan lograr mediciones más precisas desde el espacio.
El legendario avión también tuvo protagonismo en 2005,para la evaluación del agujero de ozono durante el Experimento de Validación del Aura Polar de la NASA. En aquella misión pudo establecerse la variabilidad de la capa de ozono, lo que modificó el criterio que consideraba que esa cobertura que filtra los rayos utravioletas estaba disminuyendo de forma irreversible.
El DC-8-72 de la NASA ha sido el caballo de batalla del Programa de Ciencias Aerotransportadas de la agencia espacial norteamericana y al parecer nadie estaría pensando en su retiro.
El DC-8 es un avión de transporte a reacción de cuatro motores que ha sido altamente modificado para apoyar las misiones Airborne Science de la agencia. El avión, construido en 1969, y adquirido por la NASA en 1985, tiene unos 52 metros de largo, algo más de 49 metros de envergadura; su alcance es de 10.000 km, mientras que su techo de operación es de 14.000 metros y su autonomía de 12 horas, aunque la mayoría de las misiones científicas rondan las 7/8 horas. El DC-8 puede transportar 13.600 kg de instrumentos y equipos científicos, 45 investigadores y la tripulación de vuelo.
El DC-8 que hizo modificar la NASA tiene capacidad de comunicaciones por satélite Iridium e Inmarsat. Cuenta con dos sistemas de comunicaciones basados en Iridium, uno para las comunicaciones de la tripulación de vuelo y otro para las comunicaciones del equipo científico, además de un sistema multicanal para la carga de datos meteorológicos, mensajería de chat, telemetría de datos limitados entre otros equipos de última generación.