Los verificadores bajo la lupa

Los Lear 35 T-25 y T-26 fuera de servicio.

El Lear T-26, uno de los verificadores.

¿Será para preocuparse? Los datos podrían inquietar. Hagamos un poco de historia.

Bajo la presidencia de Agustín Rodriguez Grellet se intentó comprar dos Challenger bajo la excusa de utilizarlos para verificación de radioayudas y búsqueda y rescate (SAR). Objetivamente pudo haber sido un escándalo para la gestión Dietrich en Transporte pero fue abortado casi a tiempo (el casi es porque igual EANA –empresa del Estado– perdió dinero). Luego se decidió que la verificación de radioayudas se hiciera con los Lear que tenía la Fuerza Aérea Argentina (FAA). También se ensayaron otras posibilidades de tercerización interesantes, aunque estaría faltando una planificación e instrumentación prolijas.

La FAA tiene dos Lear 35. El T-25 está en recorrida mayor y el T-26 estaría a punto de ser una pieza en el Museo Aeronáutico Nacional, aunque hoy por hoy se encuentra estacionado en el aeródromo civil militarizado y gendarmerizado parcialmente, Presidente Rivadavia (Morón). Ese avión, el T-26 C-D 35-369, tuvo un incidente, un pájaro de proporciones impactó en el borde de ataque de una de sus alas y aterrizó de emergencia en el Aeropuerto San Fernando. Allí, con idas y vueltas, la empresa que tiene el contrato de mantenimiento de la aeronave logró una autorización de la autoridad aeronáutica y el fabricante, para hacer una reparación suficientemente segura para que el avión pudiera hacer un ferry a Morón. Así llegó el T-26 a donde está.

En el mientras tanto, se habría comprado un borde de ataque para la reparación definitiva. Aquí hay algunas cuestiones vinculadas al fabricante pues Bombardier estipula que las reparaciones se realicen en un centro autorizado por la firma, lo cual es una práctica normal. En la Argentina Aviación Atlántico Sur es el taller autorizado. Cabe aquí señalar que no es fácil encontrar un borde de ataque para cambiar y que técnicamente la pieza debe ser preparada lo que significa que se deben realizar cortes precisos y otros ajustes. Así la situación, de pronto se habría cancelado la reparación por razones que transitarían los conocidos caminos de siempre.

Algunas fuentes de Aeromarket aseguran que la FAA habría adquirido un Lear 60. No pudimos confirmarlo pero seguimos investigando. No será imposible encontrar el dato. El avión estaría en los Estados Unidos. Habrá que ver cómo fue la operación que habría llevado a jubilar al T-26.

Algunas fuentes de Aeromarket aseguran que la FAA habría adquirido un Lear 60 con el objeto de empeñarlo en las tareas verificadoras. No pudimos confirmarlo absolutamente, pero seguimos investigando. No es muy difícil encontrar el dato. El avión estaría en los Estados Unidos. Habrá que ver cómo fue la operación que habría llevado a jubilar al T-26.

El otro avión, el T-25, como se ha señalado, está en inspección mayor. Como uno más uno es dos, los dos aviones están fuera de servicio. Hay mucha efervescencia en el tristemente quieto mercado aeronáutico argentino y las pujas por poner a trabajar aviones es lógica y razonable, lo que aquí debe saber la autoridad que corresponda, en este caso la FAA, es que lo que se hace casi siempre sale a la luz, en consecuencia hacer las cosas bien es lo lo más recomendable.

La pregunta que más preocupa hoy es quién está haciendo la verificación de las radioayudas. Un funcionario de EANA que prefirió resguardar su nombre nos aseguró que el programa de verificación se estaría cumpliendo. No dio más datos. A todo lo anterior se suma una preocupación latente adicional –podríamos decir que es una inquietud “grande”–: que las urgencias no terminen en acuerdos directos difíciles de justificar.

Veremos cómo sigue esta historia.

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