El Solar Impulse y el cruce de USA I

El Solar Impulse llegó a Washington el pasado 16 de junio y sólo falta un tramo par concretar el cruce de los Estados Unidos, una meta que se impusieron Bertrand Piccard y André Borschberg, cabezas del proyecto del prodigio aeronáutico que vuela por la sola energía del sol y pilotos de las pruebas. Aeromarket entrega aquí un resumen de la historia del Solar Impulse y el cruce entre California y Missouri.

Solar Impulse – el avión alimentado por energía solar y que vuela tanto de día como de noche– llevaba aterrizado en  St. Louis, Missouri, tres días. Había partido de California el 3 de mayo para realizar el primer tramo de una serie de vuelos que unirían la costa oeste de Estados Unidos con la ciudad de New York.

Un poco de historia

Como recordará el lector apasionado por los avances de la aviación, el proyecto Solar Impulse, concebido y desarrollado en Suiza, buscaba construir un avión que pudiera volar gracias a un recurso inagotable: El sol. De día, tomando la energía a través de paneles solares ubicados en sus largas alas, de noche gracias a baterías que almacenaron electricidad de la misma fuente natural.

Bertrand Piccard y André Borschberg, ambos pilotos, son los pioneros que dirigen esta aventura que marcará el futuro de la aviación de una manera tan contundente como Orville y Wilbur Wright, Alberto Santos Dumont, el legendario Charles Lindbergh, entre pocos otros más, lo hicieron en sus iluminados momentos.

La curiosa aeronave que se asemeja a una libélula, tiene una estructura de láminas de carbono con un peso de sólo 25 gr/m2 (alrededor de 3 veces menos que la misma superficie en papel), cuenta con celdas solares de 135 micrones (tan delgadas como un cabello humano promedio), motores más de diez veces más eficientes que cualquier planta de poder alimentada por combustibles fósiles, una envergadura de alas de 64 metros –sobre las que se desarrollan las celdas solares–, una aislación de cabina a base de una espuma cuyos poros son un 40{85a4615a806cefb2dddfb0dcbfd9bf5df1b58e8529622455c8f10f6f6ff0f7ce} menores a cualquier aislante utilizado en la aviación y, entre otros avances, un sistema de interface que le avisa por vibración al piloto cualquier cambio de ángulo en el vuelo, lo que asegura que esté despierto en los momentos precisos durante vuelos muy prolongados.

El proyecto se inició en 2005, con presupuesto estimado inicialmente en 90 millones de dólares y tuvo que sortear momentos de estrecheces financieras. Los primeros vuelos se realizaron el 3 de diciembre de 2009 (como se informó en su momento en Aeromarket).

En diciembre del año siguiente el proyecto Solar Impulse recibió el Swiss Solar Prize, un premio que le otorgó la European Associatión for Renewable Energy (Asociación Europea para las Energías Renovables) en la categoría Transporte y Mobilidad.

En 2011, la particular aeronave que se mueve en base a la perenne energía del astro rey, vuela por primera vez de noche en un vuelo de 26 horas continuas, comenzando durante el día y manteniéndose en el aire durante toda la noche gracias a sus poderosas baterías. A lo largo de esas horas, el Solar Impulse había alcanzado los 125,9 km/h de velocidad máxima y una altitud de 8720 m. Su piloto en esta ocasión fue André Borschberg, quien al aterrizar dijo: “He sido piloto por 40 años, pero este fue el vuelo más increíble en toda mi carrera. Sólo estar sentado allí, observando cómo se iban cargando la batería gracias al sol, sumado al suspenso, sin tener precisiones de la meteorología que tendría durante toda la noche, para finalmente ver el sol al amanecer con su energía de nuevo disponible, me ha causado una sensación de alegría indescriptible.”

Popularidad y auspiciantes

Para entonces, el proyecto contaba con el apoyo de firmas que financiaban sus ambiciosas metas, Solvay, Omega, Deutche Bank, entre otros, apoyaban lo que había sido un sueño para Picard y Borschberg.

Al año siguiente el Solar Impulse era ovacionado en el Paris Air Show y seguía sumado sponsors como Nestlé –que diseñaría las dietas de los pilotos–, Bayer, que colaboraría con materiales y otros que se unían al proyecto que veían como un “gran laboratorio volante” con gran potencial.

Un salto importante

La meta siguiente en el plan de los pioneros del “vuelo a sol”, se cumplió al unir dos continentes, Europa y Africa, volando sobre los Pirineos y el Mediterráneo para aterrizar en, Rabat, Marruecos, en junio de 2012. En la oportunidad comandaron alternativamente la aeronave ambos pilotos, André Borschberg, en el vuelo de Payerne, Suiza, a Madrid y Bertrand Piccard, en el tramo siguiente hasta Marruecos. “… Simplemente el vuelo sobre el Estrecho de Gibraltar fue un momento mágico y representa uno de los más destacados de mi carrera como aeronáuta”, dijo Piccard, al aterrizar en la ciudad del norte de Africa.

Para julio, luego de algunos contratiempos, la “libélula” solar regresó a Europa con gran publicidad en los medios y un creciente público que ya simpatizaba en todo el mundo por la gran aventura que estaba protagonizando.

La elección de los Estados Unidos

En un principio la siguiente meta había sido realizar un vuelo planetario, pero la rotura de una parte del modelo HB-SIB –con mayor capacidad en la cabina– que se iba a utilizar para la misión, llevó a reprogramar ese ambicioso objetivo para algún momento entre 2014 y 2015. Sin embargo, lo que al principio parecía un contratiempo sería visto luego como una oportunidad para llevar el proyecto al que país en el que la aviación es una expresión de progreso y ciencia. Para esa misión se podría utilizar el modelo HB-SIA con el que se habían logrado tantos éxitos.

Sería la primera vez que un avión con capacidad de volar las 24 horas, tanto de día como de noche, con la única energía que provee el sol, surcaría los cielos norteamericanos.

Así se llegó a la instancia que hoy observa el mundo en general y el Gran País del Norte en particular: El despegue desde California.

Las etapas de un vuelo que no terminó

La primera “pierna” de la travesía americana comenzó el 3 de mayo pasado, cuando Bertrand Piccard despegó de Moffer, Airfield, de la NASA para volar 1203 km, en 18h18m, por sobre el Parque Nacional Mojave y aterrizar en Phoneix Sky Harbor International Airport cumpliendo lo que sería el tramo inicial de cinco etapas que concluiría con el arribo a la Gran Manzana el próximo mes de julio. El vuelo se realizó a una velocidad promedio de 40,6 km/h a una altitud máxima de 21.000 pies.

La misión en curso tiene como objetivo principal potenciar la iniciativa “Clean Generation” un movimiento de concientización sobre la necesidad de invertir en tecnologías innovativas para la producción y uso de energías alternativos. “Hemos estado soñando por años cruzar los Estados Unidos, la tierra de la investigación científica y los pioneros de la aviación, y es muy fuerte pensar en que realmente está ocurriendo” dijo, André Borschberg cuando la aeronave se posaba en la pista.

El segundo tramo fue el 22 de mayo, entre Phoenix y Dallas, duró 18h21m, el piloto fue André Borschberg, quien alcanzó una velocidad promedio de 45,3 km/h y una altitud máxima de 27.000 pies, para cubrir 832 km. “Esta ‘pierna’ fue particularmente desafiante por los fuertes vientos al aterrizar, también fue el vuelo más largo en términos de distancia sin aterrizar que un avión alimentado por energía solar haya realizado jamás. Hay que comprender que el piloto necesita estar despierto por más de 20 horas sin contar con piloto automático”, declaró Borschberg.

Y así llegamos al 3 de junio, día en que el Solar Impulse despegó del Fort Worth International Airport para, luego de 21 horas, es decir al día siguiente, posarse en St. Louis, Missuri. Mientras la “libélula” volaba, el equipo del Solar Impulse se adelantaba a St. Louis para desplegar un hangar inflable de última tecnología antes de que la aeronave llegara allí.

El hangar por sí sólo amerita un párrafo. Se trata de una estructura especialmente diseñada para la misión mundial 2015. Esta vez fue utilizada preventivamente ante el pronóstico de tornados que están golpeando el medio oeste americano “trajimos este inflable a los Estados Unidos para probar que podemos armarlo a tiempo y comprobar el concepto que seguimos: ‘en vez de llevar el avión al hangar, llevar el hangar al avión’ ”, dijo Borschberg a la prensa.

La elección del St. Louis no es casual, la ciudad ha jugado un rol significativo en la historia de la aviación de Estados Unidos, cuando Lindbergh era jefe de pilotos del Chicago – St. Louis U.S. Mail Route. Los empresarios de esa ciudad brindaron ayuda para que el “Aguila Solitaria” pudiera realizar el primer vuelo transatlántico en 1927, abordo del legendario avión que con justicia llevaría el nombre “Spirit of St. Louis”.

La etapa que sigue será entre St. Louis y Washington D.C. y la siguiente el tramo final con destino New York. Aeromarket seguirá la aventura e irá informando a través de www.aeromarket.com.ar

Luis Alberto Franco

Dedicado a la memoria de Mike FitzGerald, quien sin piloto automático y largos vuelos, incluso cruzando el Océano Pacifico con un Cessna 210, tal vez sea nuestro máximo recordman aeronáutico. Ver www.aeromarekt.com.ar/2011/10/555/

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