Diez años de ANAC (Edit. Aeromarket 217)

El Decreto 239/2007 creó, un 15 de marzo de hace 10 años, la Administración Nacional de Aviación Civil. Fue firmado por el presidente Néstor C. Kirchner, quien tal vez se convenció de que la Fuerza Aérea debía dejar el sector. La decisión fue la correcta, pero la ejecución no.

Todos aquellos que en algún momento de la larga etapa de la aviación civil bajo mando militar trabajamos para que ella fuera independiente, sabemos cuánto esfuerzo significó hacer trascender la necesidad de una reforma. En aquellas luchas que se prolongaron por generaciones, cientos de compatriotas elaboraron distintos proyectos con el fin de llevar a cabo cambios y, si llegaba el momento, transitar una armoniosa transición superadora. Lamentablemente ninguno de esos proyectos fue debatido cuando se tomó la decisión, ni los que se hicieron a título personal, ni los que se elaboraron en base a consensos de organizaciones como el CADAC (Consejo Argentino de Aviación Civil) o de congresos nacionales de aviación civil.

La ANAC se creó en el ámbito de lo que era la Secretaría de Transporte del entonces poderoso Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios. Como agencia se le asignó la misión de concentrar el manejo en materia aeronáutica. Tan poco planificada fue la decisión que, como se recordará, los servicios de tránsito aéreo pasaron a la nueva ANAC para volver a la órbita militar cuando el primer conflicto gremial puso en alerta al poder político. Luego vendrían rediseños de ministerios y la ANAC pasaría del lugar en que estaba al Ministerio del Interior y Transporte y, más recientemente, al Ministerio de Transporte de la Nación.

Cuando se estudia la organización de la aviación civil en los países en donde este sector productivo presenta un notable desarrollo, se puede observar que por lo general los estados han decidido dividir competencias en dos grandes áreas: la de generación de políticas y la de regulación técnica de la actividad. Esta delimitación conceptual permite comprender –o evita se caiga en el error de confundir– que una cosa es la autoridad política y otra la autoridad técnica. Si se nos permite una gruesa simplificación, la dimensión política es la que define hacia dónde quiere ir una determinada administración del Estado, mientras que la dimensión técnica es la que aplica la política diseñada y establece regulaciones con arreglo al avance técnico y los recursos disponibles, en procura de la mayor seguridad posible.

En nuestro país la ANAC fue creada como un organismo descentralizado cuya misión explícita es la de “normar, regular y fiscalizar la aviación civil argentina, instruyendo e integrando a la comunidad aeronáutica.” Sin embargo, como surge del Decreto 1770/2007, también se le asigna responsabilidad en “desarrollar un sistema institucional que promueva políticas y planes estratégicos, que regulen el desarrollo y/o el fomento del trasporte de la aeronavegación civil, comercial y general.” Asimismo, se pretende que esta agencia elabore y apruebe la planificación a corto, mediano y largo plazo de la aviación civil en materia de servicios aeroportuarios y de seguridad aérea, de servicios de seguridad y fomento a la aviación, de regulación aeronáutica, de controles, certificaciones y fiscalizaciones que establezcan la normativa vigente más una inabarcable gama de asuntos. Se mezclan funciones de política con funciones netamente técnicas.

Al asomarse al Ministerio de Transporte y observar su organización, vemos que el mismo se articula con diversas direcciones y algunas secretarías*. Pues bien, no se puede encontrar allí ninguna secretaría o al menos subsecretaría de Aviación Civil, sólo se menciona la existencia de una Dirección de Planeamiento de Actividades Aerocomerciales, la propia ANAC, la Junta de Investigación de Accidentes de la Aviación Civil y el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos. Y es en ese desorden que el Gobierno se lanza a lo que denomina “La Revolución de los Aviones”, un proyecto de fuerte inversión en infraestructura aeronáutica y, entre otras cosas, la puesta en marcha de una Empresa de Navegación Aérea (que dicho sea de paso ANAC debe controlar pero no puede orientar). Nótese que existen subsecretarías para áreas comparativamente menos sensibles que la aviación civil y que en definitiva la inconsistencia es fenomenal.

Desde el sentido común no se le puede pedir a la ANAC que tenga éxito en todo ni tal vez tampoco en algo, porque su “todo” es muy vasto y para su “algo”, es decir lo que verdaderamente debería hacer, no queda tiempo. Lo repetimos: su área no debería trascender lo técnico. En cambio, debería ser desde una secretaría o subsecretaría que se tomen las decisiones políticas que rijan a la actividad en sus múltiples facetas.

Uno de los conceptos que deben cambiar –del señor ministro para arriba y para abajo– es que la aviación son sólo las líneas aéreas. La aviación es mucho más que eso, es formación de pilotos y técnicos, es aviación corporativa, es industria aeronáutica, es aviación de servicios sanitarios y de emergencia, es aviación de apoyo a la producción agropecuaria y de defensa civil en combate del fuego y otros servicios, es el importantísimo aerodeporte, peldaño inicial de difusión y creación de una cultura aeronáutica a lo largo y ancho del país federal, etc.

Por eso es imposible exigir que la ANAC, por ejemplo, gestione algo ante la Policía de Seguridad Aeronáutica que depende de otro ministerio, o articule con la EANA o con el ORSNA; que coordine desregulaciones comerciales, etc. Dado que no es su foco.

A la aviación civil hay que darle instituciones que no tiene porque lo que hay fue un mero cambio de nombre: lo que se llamaba Comando de Regiones Aéreas comenzó a llamarse ANAC y lo técnico siguió entreverado con lo político y así … así no vamos a levantar vuelo.

 

 

* (Obras de Transporte, Gestión del Transporte y Planificación del Transporte) y subsecretarías (Coordinación Administrativa, de Contratación y Ejecución de Obras, de Supervisión y Control de Obras, de Transporte Ferroviario, de Transporte Automotor, de Puertos y Vías Navegables, de Movilidad Urbana, Subsecretaría de Planificación y Coordinación de Transporte y de Planificación de Transporte Interurbano e Internacional de Pasajeros)

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