Ideas para la Aviación Civil

Pensando en la educación post-cuarentena. Por Dres. Gustavo Marón y Rómulo Chiesa

Una de las primeras lecciones que ha dejado la experiencia del aislamiento social es que la enseñanza y el aprendizaje a distancia son perfectamente posibles. Movidos por la necesidad, los establecimientos de educación básica, polimodal, terciaria y universitaria han abrazado con velocidad las nuevas tecnologías. No fue necesario hacer grandes inversiones ni costosas capacitaciones previas, docentes y alumnos se vincularon casi espontáneamente sin mayores vueltas ni preámbulos, lo que permitió que los ciclos lectivos no se detuvieran y que las carreras continuaran fluyendo.

La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) ya en junio de 2015 introdujo la posibilidad de educación no-presencial en el Apéndice 4 (Programas de Formación a Distancia) de la Parte 141 (Centros de Instrucción de Aeronáutica Civil) de las Regulaciones Argentinas de Aviación Civil (RAAC). Idénticas previsiones se tomaron en el Apéndice 2 de la Parte 142 de las RAAC (Centros de Entrenamiento de Aeronáutica Civil). De modo que el marco reglamentario está. Lo que no está es la complexión plena a utilizar estas herramientas por parte de algunos CIAC, en buena medida porque suponen dar un giro al tradicional modo de enseñar y evaluar.

No es ningún secreto que el personal aeronáutico, incluso el docente, exhibe una rigidez notable, producto de años de disciplina reglamentaria. Pero los nuevos tiempos exigirán flexibilidad y actitudes nuevas. Este es un problema de los docentes, no de los alumnos, que responderán y se adaptarán con velocidad, en buena medida porque son nativos informáticos, Millenials a quienes la interfaz tecnológica no les significa ninguna dificultad.

Junto con la educación teórica a distancia, en la post cuarentena resultará imprescindible abordar un tema igualmente importante y muchísimo más espinoso: la educación dentro de las agencias federales aeronáuticas. Esto es un auténtico tabú, porque nadie quiere hablar al respecto. La ANAC, la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), el Organismo Regulador del Sistema Nacional Aeroportuario (ORSNA), la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), la nueva Junta de Seguridad en el Transporte (JST) e incluso el propio Ministerio de Transporte de la Nación están repletos de agentes estatales que no tienen una visión de conjunto de la Aviación Civil. Es más, en algunos casos no saben siquiera qué comprende la Aviación Civil, por lo que caen en el reduccionismo mental de pensar que se resume al Transporte Aéreo o, mucho peor, a los intereses exclusivos de Aerolíneas Argentinas.

Resulta imperioso que ANAC, como Autoridad Aeronáutica, diseñe un programa de contenidos uniformes que permita la formación inicial y continua de su propia tropa, pero también del personal de EANA, ORSNA, PSA y JST. Podría ser alcanzado incluso el resto del personal del ecosistema aeroportuario, incluyendo agentes de los concesionarios, Aduana y Migraciones.

Resulta imperioso que ANAC, como Autoridad Aeronáutica, diseñe un programa de contenidos uniformes que permita la formación inicial y continua de su propia tropa, pero también del personal de EANA, ORSNA, PSA y JST. Podría ser alcanzado incluso el resto del personal del ecosistema aeroportuario, incluyendo agentes de los concesionarios, Aduana y Migraciones. El resultado será una visión integrada del sistema aeronáutico, lo que redundará en beneficio de cada agencia y, sobre todo, de los usuarios y explotadores, que son los verdaderos protagonistas del juego. Muchos empleados y funcionarios públicos se ven sólo como servidores de sus organismos, no como servidores de la Aviación Civil, y ya es hora que esa visión perversa sea desterrada para siempre de nuestro sistema aeronáutico.

El equipo docente, claro está, debería ser integrado por profesionales de ANAC, EANA, ORSNA, PSA y JST, pues hay gente de carrera con profundo conocimiento de lo que hace. Esto nos lleva directamente al Centro de Instrucción, Perfeccionamiento y Experimentación (CIPE), la repartición natural desde la cual la ANAC podría diseñar, implementar y evaluar un programa de capacitación uniforme. No es ningún secreto que el CIPE fue virtualmente despostado durante la gestión de Tomás Insausti, pero nada impide que sea potenciado para estos y otros desafíos, incluyendo un re-perfilamiento post-cuarentena, pues sus diversos cursos ya no serán tan demandados por el mundo del Transporte Aéreo (hacia el cual siempre estuvieron enfocados) sino por la Aviación General y el Trabajo Aéreo.

Por supuesto, el CIPE no es la única entidad que podría ser convocada para el desafío de formar y capacitar continuamente a las agencias aeronáuticas. Otras podrían sumarse, proveyendo docentes y aval institucional al esfuerzo, que no puede ser mezquino ni sectario. Nos referimos, por ejemplo, al Instituto Nacional de Derecho Aeronáutico y Espacial (INDAE), al Consejo Profesional de la Ingeniería Aeronáutica y Espacial (CPIAyE), al Instituto Aeronáutico Universitario (IUA), a la Universidad Provincial de Ezeiza (UPE) y a las Universidades Nacionales de Córdoba, (UNC), La Plata (UNLP) y Cuyo (UNCuyo), por sólo citar las entidades más prestigiosas y reconocidas del medio.

En la post-cuarentena deberá decidirse también el destino del Instituto Nacional de Aviación Civil – Centro de Instrucción de Aeronavegantes y Técnicos Aeronáuticos. Con todo el respeto y aprecio que nos merecen sus autoridades y docentes, resulta conceptualmente inadmisible que el INAC-CIATA continúe bajo la esfera de la Fuerza Aérea Argentina. Por supuesto, no estamos criticando a esta fuerza armada, que viene sosteniendo a pulso al instituto con sus propios recursos, sino al poder político civil que en más de diez años no ha tenido la visión ni la capacidad necesarias para hacerse cargo de una entidad formativa eminentemente civil.

El INAC, como dependencia de la Fuerza Aérea Argentina, se justificaba en tiempos de autoridad aeronáutica integrada, cuando toda nuestra Aviación Civil se encontraba subordinada a uno de los Comandos de esa Fuerza (el de Regiones Aéreas), en pleno cumplimiento de la Doctrina del Poder Aéreo Unificado vigente desde 1945. Pero esa doctrina colapsó en Malvinas y, desde el advenimiento de la Democracia, se ha verificado un marcado proceso de independización y especialización de las agencias federales, empezando con el ORSNA (1997) y siguiendo con ANAC (2007), EANA (2016) y la JST (2019).

El desafío educativo es el más importante que deberá enfrentar el sistema aeronáutico en la post-cuarentena. Sólo usuarios profesionalizados y agentes estatales mejor formados podrán elevar la paupérrima vara que los mide actualmente, garantizando a futuro una Aviación Civil más integrada, eficiente y segura.

La notas firmadas reflejan el pensamiento de su autor y no necesariamente la de Aeromarket.
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1 comentario
  1. Orlando dice

    Muy buen análisis de la formación a distancia de las especialidades Aeronáuticas bajo la esfera de la ANAC. Durante la gestión de Granados se insinuo el tema, pero falto decision políticas para implementarla. Pero, algo precipitó en ese vaso de transformaciónes quedando en suspensión un modelo que involucre a otras áreas de la Administracion no solo lo Educativo/formativo. Y no veo la dirección correcta observando las actuales condiciones de esta gestión.
    PD. la pandemia no cambia nada ni a nadie…

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