Cien años al servicio de la producción agropecuaria

En 1921 nacía la aviación agrícola.

La aviación agrícola en sus primeros tiempos.

El 3 de agosto fue una fecha importante para la aviación agrícola porque se cumplieron los primeros cien años de la aeroaplicación. Según los registros, ese día, pero del año 1921, el Departamento de Agricultura de Ohio realizó un experimento aéreo de aplicación sobre los cultivos para evitar que las orugas devoraran arboledas de catalpa. En aquella oportunidad, un piloto de pruebas del Ejército de los EE. UU., el teniente John Macready, espolvoreó arsenato desde un avión militar lo cual eliminó la plaga y salvó la cosecha. Había nacido la aviación agrícola.

Desde ese momento la aviación aplicada al campo fue creciendo en reconocimientos hasta convertirse en uno de los recursos más valorados por los agricultores para optimizar producciones que son la base de la alimentación humana.

Decir que se trata de una celebración de la aviación agrícola tal vez sea un reduccionismo injusto, ya que toda la sociedad debería festejar la importante contribución de las aeronaves en la extensión de la superficie productiva, el rendimiento de los cultivos y el control de plagas que afectan directamente la salud de las personas, lo cual ha quedado demostrado cabalmente en la ya constante lucha contra el mosquito Aedes Aegypti que transmite enfermedades como el dengue, zika y chikungunya, entre otros flagelos naturales.

En estos 100 años la aviación agrícola no ha dejado de innovar. Se han mejorado los aviones, que pasaron de ser aeronaves adaptadas a específicas de gran sofisticación; evolucionaron los equipos, que cada día son más precisos; se pulieron técnicas, que optimizan constantemente el concepto de “buenas prácticas agrícolas”; se descubrieron nuevos productos, que tienden a ser neutros respecto del ambiente, es decir, que con la ciencia como apoyo, se han logrado disminuir riesgos reales –y desenmascarar muchos de los supuestos–, y aumentar exponencialmente los beneficios para todos.

Además de los mencionados usos agrícolas, hace ya algún tiempo que los aviones de aeroaplicación se han vuelto imprescindibles para la lucha contra el fuego, tanto es así que hoy es frecuente ver que las aeronaves cumplen roles múltiples en el combate directo de las llamas que devoran cientos de hectáreas en pocos minutos. Ya no es una rareza ver un avión agrícola evitando que los focos se propaguen a los centros poblados, mientras brigadistas y otros aviones de mayor porte, realizan sus propias faenas en sistemas integrados de control y sofocación de incendios.

Ha sido todo un siglo de proezas y los motivos para festejar son innumerables, sin embargo, lo mejor está por venir, por lo que el objetivo de innovar y ser más eficientes sigue presente como en los albores mismos de esta actividad.

Parafraseando a Winston Churchill cuando elogió a los bravos pilotos de la “Batalla de Inglaterra” cabría decir que “nunca tantos debieron tanto a tan pocos”. ¡Felicidades aeroaplicadores!

Fuentes varias.
Te interesará

Comentarios

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

AeroMarket - Noticias Aeronáuticas e Interés General. Copyright © 2018 Todos los Derechos Reservados.
Quiénes Somos       Contacto

Diseño y Desarrollo Web - Emiliano Gioia