Volvimos a volar… ¿Y ahora?

A seis meses del cierre aeronáutico • Por Pablo Luciano Potenze

Después de más de seis meses de inactividad volvió el transporte aéreo a la Argentina. La noticia parece buena, pero es razonable preguntarse cómo seguirá el proceso.

Cuando empezó 2020 el panorama mostraba una lucha subterránea entre las autoridades aeronáuticas, que querían allanarle el camino a una insostenible Aerolíneas Argentinas, por la vía de eliminarle la competencia, frente a una confusa alianza entre empresas privadas, pasajeros que querían pagar menos y autoridades provinciales y municipales que estaban viendo que la competencia en el sector aerocomercial las beneficiaba, porque viajaba más gente y se producía un crecimiento económico perceptible en sus ámbitos.

 

 

Curiosamente este último grupo tenía el apoyo de una autoridad federal, el Ministerio de Turismo y Deportes, que veía lo mismo.

Los estatistas estaban planteando la batalla en el mundo de la infraestructura: JetSmart no conseguía que le habilitaran slots en Aeroparque y se estaba asfixiando la operación en El Palomar por la vía judicial. Sin aeropuertos no hay aviación, y la fórmula ya había demostrado ser efectiva para ablandar a LAN-Argentina.

Pero al mismo tiempo ya sabían que Aerolíneas Argentinas, así como estaba, era inviable. Algo que dijo con todas las letras su presidente, Pablo Ceriani, en una carta al personal hecha pública a principios de mayo.

En este estado de cosas, la cuarentena y la suspensión de los vuelos podría haber sido una oportunidad de oro para que todos los participantes se sentaran a discutir el futuro, pero ganaron las ideologías y la soberbia. La Administradora de la ANAC convocó a una reunión a mediados de abril, que sólo duró unos minutos y todos sus participantes calificaron de fracaso. Después, nada.

 

 

Nada quiere decir que nadie pensó seriamente en el transporte aéreo de la Argentina posterior a la cuarentena y, peor aún, da la impresión de que las autoridades creen que será igual a lo que era, con la posible mejora (para ellos) de la desaparición de las low cost. El rumbo elegido es la empresa estatal y monopólica de los primeros años de la década de 1950.

Ni siquiera se advierte una actitud realista frente al inevitable achicamiento de la actividad, algo que absolutamente todas las empresas del mundo están encarando. Aerolíneas Argentinas no necesitará ni el personal ni la flota que tiene, porque no habrá demanda y porque no podrá pagar esa estructura, pero no se ve ninguna directiva para atender a esa realidad.

Lo que sí está claro es que la ANAC y el ORSNA, se han convertido en los árbitros del transporte aéreo argentino, a partir de que, como está a la vista, nada de lo que era válido antes es válido ahora, con total desprecio por lo que debería ser la continuidad de un estado de derecho (ver “La política del Garrote).

Estuvimos seis meses sin servicios. En esos seis meses pasó de todo en el mundo aeronáutico y no aeronáutico y, si bien no podemos estar seguros de nada, todo parece indicar que el futuro será más difícil.

Por eso, resulta demencial volver a volar sobre la base de las ideas y las mezquindades que nos trajeron hasta aquí.

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1 comentario
  1. Francisco Fernando Sepúlveda Guajardo dice

    En Argentina es difícil volar ya desde varios años atrás, cuando se quitó habilitaciones y fomento aeronáutico. Quedó plasmado que se podía volar solo si es negocio. Todo en la aviación es caro y con todas las restricciones el cielo queda reservado para el poder económico y político que rige al país.

Comentarios

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