GE se dividirá en tres compañías

Una compañía decisiva en el negocio aerocomercial • Por Luis Alberto Franco

A comienzos de noviembre pasado, el gigante industrial General Electric (GE) informó que se dividiría en tres compañías con foco en salud, energía y aviación. La noticia parece circunscribirse al mundo de la información financiera o empresarial, pero su impacto trasciende ese ámbito por la importancia que GE tiene para la aviación en general y para Boeing en particular.

La trayectoria de esta enorme compañía estadounidense es apasionante y, como sucede con todas las mega corporaciones globales, ayuda a comprender mejor la historia humana de más de un siglo.

La empresa que hoy enfrenta una nueva reestructuración, fue fundada en 1890 por el inventor empresario (que hoy tal vez llamaríamos entrepreneur) Thomas Alva Edison, con el nombre de Edison General Electric Company. A partir de entonces su desarrollo y vicisitudes son apasionantes, pero aquí sólo se dirá que la empresa es una de las fundadoras del índice Dow Jones Industrial Average, donde permaneció hasta 2018. Por aquellos días, GE llegó a tener más de 300.000 empleados y ser la compañía más grande del mundo al lograr cifras como USD 401 mil millones de capitalización.

Tres empresas

La nueva reestructuración de GE comenzaría a principios de 2023 con la separación de la unidad de negocios de salud. Luego se unificaría el negocio de la energía para su venta, mientras que GE Aviation quedaría como una empresa exclusivamente dedicada al desarrollo y fabricación de motores de aviación y sistemas aeronáuticos.

GE ha mantenido durante décadas una relación íntima con el fabricante de aviones Boeing. De hecho, es el proveedor exclusivo del motor GE-9X que impulsará al B777X y la que más motores ha vendido para el B787; además, junto con la francesa Safran, fabrica el CFM International LEAP-1B que motoriza a los B737 MAX.

El importante fabricante de motores de la aviación comercial estadounidense que ahora se fragmenta, influyó durante largo tiempo en el diseño de gestión de Boeing, lo cual se ha confirmado dramáticamente en las decisiones que tomó Phil Condit (Boeing) desarrollar el modelo con el que Jack Welch dio forma a GE entre 1981 y 2001. Condit no fue el único que confirma la estrecha relación entre Boeing y GE, también lo hicieron Harry Stonecipher (ex GE, McDonnell Douglas, Boeing); James McNerney y Dave Calhoun, ambos presidentes y CEOs de Boeing 2005-2015 el primero y el segundo su sucesor.

Welch hizo que GE pasara de facturar 26.000 a 130.000 millones de dólares con una férrea política de administración y reducción de costos que sería admiranda durante su estadía en el sillón más importante de la empresa.

Algunos analistas dicen que los cambios actuales en GE son signos de los tiempos, ya que enfocarse en actividad específicas en vez de sostener un conglomerado de diversas unidades de negocios es la tendencia, prueba de ellos serían las reestructuraciones de monstruos como Toshiba y Johnson & Johnson.

Welch diversificó los negocios de GE a rubros tan distintos como la energía, la televisión y los servicios financieros.

En los últimos tiempos, de la mano de Henry Lawrence Culp, actual presidente y CEO de GE, la compañía se desprendió de activos. Culp, cuya carrera no se construyó dentro de GE, comanda la administración desde 2018 con el objetivo de resolver serios problemas financieros, entre ellos, una enorme deuda cuyo epicentro estaría en los negocios de energía y servicios financieros.

El turbofan GE-9X. Foto: General Electric.

 

Costos financieros de las decisiones empresarias

Desde comienzos de siglo, los bancos de inversión y diversos consultores habrían ganado entre 6.500 y 7.500 millones de dólares a costas de las ventas, fusiones o compra de empresas que realizó General Electric en aras de las reestructuración. Según el portal de datos e infraestructura de mercados financieros Refinitiv “(…) desde 2000, GE ha desembolsado más comisiones de banca de inversión que cualquier otra empresa estadounidense”. Se calcula que el sólo anuncio de la presente reestructuración reportará más de 3.000 mil millones de dólares en bonos, comisiones, préstamos y acciones, aunque en GE aseguró que no serían más de 2.000 millones.

Como se ha dicho, esta nueva reestructuración se realiza luego de la venta de la empresa que financiaba aviones al lessor AerCap en abril pasado (ver AEROMARKET), una decisión que buscó reducir deuda. La estrategia sería la de dividir el pasivo entre las empresas que unificarán los negocios de salud, energía y aviación. Se supone que la segmentación de deuda entre las tres nuevas empresas llevarían a una mejor calificación para que se alcance el “grado de inversión”, un factor decisivo para atraer recursos vía nuevos inversores.

Un 81% de la empresa de salud de GE se vendería en 2023; las empresas de energía se unificarían y gran parte de ellas se vendería en 2024, lo que quedaría de la GE original sería la empresa enfocada en la aviación.

La empresa no sólo está lidiando con deudas y lo que sería su propio peso estructural, sino con los problemas del entorno económico de postpandemia en el que la cadena de suministros, la inflación estructural y la escasez de mano de obra están limitando la vuelta a la plena producción de gran parte del sector productivo de los Estados Unidos.

 

El futuro en la aviación

GE y Safran han anunciaron sus planes de producir un nuevo motor a reacción en el que se incorporaría tecnología híbrida como un paso intermedio hacia la electrificación.

Durante el Dubai Air Show, John Slatttery, presidente y CEO de GE Aviation, dijo que ni Culp ni el directorio de GE habían impuesto restricciones a GE Aviation para buscar nuevas tecnologías u oportunidades siempre que sean buenos casos de negocios y se ajusten a la nueva estrategia de focalización de la compañía.

Los analistas dicen que los sistemas y las tecnologías asociadas son claves para el futuro de las aeronaves y que una integración más estrecha en el campo de vuelo eléctrico parecen probables caminos en un futuro cercano.

En cuanto al vínculo firme que existió entre Boeing y GE no se sabe cómo será la nueva relación, pero se estima que la unidad cultural es tan fuerte que ambas compañías seguirán con la asociación íntima que las caracterizó a lo largo del tiempo, aunque la cultura GE comience a ser cosa del pasado.

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