Espionaje en el proyecto C919

El descubrimiento de una conspiración para robar tecnología.

Comac C919.

Una de las noticias más importantes de los últimos días es la investigación y procesamiento en curso por el robo de propiedad intelectual occidental que promovió el gobierno chino en el ámbito de la aviación civil. Tal vez sea interesante evaluar el problema a partir de situarnos en la realidad política de China, al menos desde la perspectiva occidental.

China es técnicamente una oligarquía que abrazó un formato de capitalismo sui generis, bastante alejado de los diversos modelos aceptados como “de mercado”. La afirmación parte de algunas premisas filosóficas como las de la Escuela Escocesa que, de la mano de David Hume suponía que la libertad requería de instituciones y que la institucionalidad se apoyaba en tres leyes: La estabilidad de la propiedad privada, la transmisión por consentimiento de la misma y el cumplimiento de los contratos (honestidad y acuerdos voluntarios de buena fe). Pero no sólo es una cuestión de tradiciones de pensamiento, hay datos que revelan la constante emulación china del progreso tecnológico occidental. A modo de ejemplo se puede citar que Baidu es la emulación de Google en materia de buscadores, WeChat la versión de Whatsapp y Facebook del “Coloso Asiático en el rubro redes; Youku es Youtube; Alibaba, Amazon y, parece, el C919 el intento chino por construir un avión como los A320 y B737, aunque en este caso la tecnología vernácula no alcance.

En las “tecnológicas chinas” citadas, está detrás el absorber el propio mercado –y el mundo si fuera posible– y, sobre todo, controlar a las personas, ya que, como dijimos, en la “segunda economía del mundo” el control está en manos de una oligarquía, el Comité Central del Partido Comunista Chino, al menos por ahora. Además, hoy por hoy, sólo hay que ver lo que sucede en Hong Kong para entender los modos chinos de hacer las cosas.

En materia aeronáutica, que después de todo es lo que nos interesa, se ha descubierto una enorme conspiración, mayormente cibernética, para robar tecnología occidental con el fin de aplicarla al demorado proyecto chino C919 de la empresa COMAC.

En materia aeronáutica, que después de todo es lo que nos interesa, se ha descubierto una enorme conspiración, mayormente cibernética, para robar tecnología occidental con el fin de aplicarla al demorado proyecto chino C919 de la empresa COMAC. Al menos así lo ha informado CrowdStrike, una empresa de tecnología de ciberseguridad que brinda servicios de inteligencia y respuestas a amenazas y ataques cibernético.

Lo que está apareciendo en los medios en los últimos días es que el Ministerio de Seguridad del Estado chino (MSS) ejecutó un plan de espionaje cibernético y de cooptación de personas para hacerse de información técnica sensible de las empresas aeronáuticas estadounidenses y europeas proveedoras de COMAC, con el fin de reducir la enorme brecha tecnológica que separa a la industria china de la occidental.

CrowdStrike asegura que el MSS dio la misión a la oficina de Inteligencia de Jiangsu, China, para infiltrarse en los sistemas de las empresas. El propio Departamento de Justicia de los Estados Unidos informo que “los oficiales de inteligencia chinos y los que trabajaban bajo su dirección, incluidos piratas informáticos y miembros de la empresa cooptados, condujeron o permitieron intrusiones repetidas en los sistemas informáticos de las empresas privadas en los Estados Unidos y en el extranjero durante más de cinco años (con el objetivo) de (…) robar, entre otros datos, propiedad intelectual e información comercial confidencial (…) relacionada con un motor (…) utilizado en aviones comerciales”. De hecho, el Departamento de Justicia ya acusó a Zha Rong, Chai Meng, entre otros, que trabajaron para el MSS.

La conspiración habría tenido lugar entre enero de 2010 y mayo de 2015 –aunque podría ser anterior en otras industrias– tiempo en que los acusados se habrían concentrado en “el robo de tecnología del compresor de un motor utilizado en aviones comerciales estadounidenses y europeos”, según los investigadores norteamericanos. Las empresas afectadas fueron Safran, General Electric, Ametek, Honeywell y Capstone Turbine, pero habría más; y los motores en cuestión serían los modelos de la familia LEAP.

Los turbofans son desarrollos de CFM Internacional LEAP, una empresa que surgió de la asociación entre la estadounidense General Electric Aviation y la empresa francesa Safran (antes Snecma), siendo esta última la que tuvo mayor exposición a la piratería cibernética, aunque los ataques también afectaron a otras compañías proveedoras de piezas “incluidas empresas aeroespaciales con sede en Arizona, Massachusetts y Oregón” dice un documento del Departamento de Justicia.

El CJ1000A es presentado.

China, por su parte, trabajaba en el desarrollo de un motor, el CJ1000A (CJ-1000AX), para utilizarlo en el C919. El CJ-1000A es un motor que tiene un diámetro de 1,95 m (el CFM LEAP-1C 1,98) y una longitud de 3,29 (el CFM LEAP-1C 3,32 m) entre otras “similitudes” al que “proveería un contratista extranjero”, según CrowdStrike.

Occidente cede ante el potencial del mercado chino

Cuando las empresas occidentales se instalan en China lo hacen asociadas a corporaciones locales que son mayoritariamente del Estado. Hace más de una década que los europeos acordaron establecer plantas en territorio chino. Nicolas Sarkozy fue de los que hicieron puntas para que Airbus concretara ventas de aviones por decenas de miles de millones de euros en plena expansión de su mercado aerocomercial chino a condición de establecer una producción creciente en esa nación. En aquellas circunstancias varias voces se alzaron contra la transferencia de tecnología, pero los proyectos avanzaron. Luego vendrían otras empresas, incluso Boeing, que también se instalarían allí. Cada trato con esa potencia encierra riesgos adicionales a los que se conocen en el oeste del planeta. A esa situación se agrega el espionaje que si bien es algo que sucede en el sector industrial y tecnológico occidental, en el caso chino la dimensión y regularidad son alarmantes. Esto ha quedado plasmado en el caso del C919 y en lo que se conoce como el “escándalo de Huawei” que involucra a la empresa china de celulares y tecnología de transmisión de datos.

Un avión como el A320neo o los hoy tan cuestionados B737 MAX completamente chino todavía no es una posibilidad real dado que China necesitará por mucho tiempo la provisión de componentes occidentales que está lejos de poder desarrollar. El espionaje y contraespionaje seguirá siendo parte de la realidad en las industrias más competitivas en todas partes, pero la particularidad del proceder chino es el impulso que se le da desde el propio Estado a una escala no vista desde la Guerra Fría.

Países proveedores del proyecto C919:

Estados Unidos: Motor, APU, control de vuelo, flight recorder, radar, sistema de combustible tren de aterrizaje, sistema de sensores de puertas, neumáticos, cockpit, simuladores y sistema eléctrico. Francia: Motores y reversores. Alemania: Sistema antihielo. Inglaterra: Sistema contra incendios.

Te interesará

Comentarios

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

AeroMarket - Noticias Aeronáuticas e Interés General. Copyright © 2018 Todos los Derechos Reservados.
Quiénes Somos       Contacto

Diseño y Desarrollo Web - Emiliano Gioia