Flybondi, una aerolínea que se esfuerza por sonreírles a los pasajeros y que tiene una clara actitud a favor de los cambios y la transformación, acaba de lanzar un nuevo pasaje, inédito en el mercado aeronáutico, que es totalmente transferible y, por lo tanto habilita la realización de operaciones registradas y transparentes (reventa) del pasaje.
El nuevo documento se llama NFTicket, porque está basado en un token no fungible (NFT), que es una identificación digital única que no puede ser copiada, reemplazada o dividida, que se aloja en un sistema blockchain, que certifica la autenticidad y propiedad del pasaje.
Desde el punto de vista de la relación entre la línea aérea y el pasajero, más allá del innegable esfuerzo necesario para implementar un sistema nuevo, no habrá cambios de fondo, porque sus contactos seguirán siendo en el momento de la venta original del pasaje, que es el inicio ineludible de la relación, y el momento de transportarlo, que es el fin del ciclo.
Todo lo que ocurra entre estos dos momentos no será responsabilidad de la empresa, ni implica que ésta haga nada, más allá de la registración de cada cambio en su sistema.
La operación del cambio de titularidad tendrá un costo para el pasajero, como todos los servicios adicionales que brinda la low cost (equipaje, asiento, etcétera). Según los ejemplos que se divulgaron, el valor de esta transferencia es parecido al del transporte de una valija en bodega.
La lógica de este sistema fue inicialmente desarrollada para ser aplicada a entradas de espectáculos, una actividad en la que hay mucha reventa y falsificación, pero el debut se está haciendo con tickets aéreos, un mundo distinto, aunque con varios puntos de contacto. Habrá que ver qué pasa cuando las transferencias fluyan en mercado secundario amplio.
Por ahora podemos presumir que este mecanismo va a generar un aumento del precio final (el que paga el pasajero que vuela). Es lo que pasa en cualquier mercado en el que hay reventa como el del fútbol, por poner un ejemplo bien conocido en nuestro medio.
Una forma de que esto ocurra es que una o varias agencias de viajes compren los pasajes de bajo precio que se ofrecen el primer día de venta, normalmente unos meses antes del vuelo. Es una inversión relativamente módica, porque esos pasajes son los más baratos. La primera consecuencia es que los pasajeros que busquen esa oferta inicial se van a encontrar con que ya se vendió y no existe para ellos, por lo que deberán optar por otra tarifa, más cara que la original, u otra aerolínea.
Entretanto, las agencias compradoras pueden poner en venta sus pasajes cuando el precio en el sistema de la low cost aumente, a medida en que se acerca la fecha del vuelo, o incluirlos en sus paquetes turísticos de vuelos todo comprendido, al precio que se les ocurra. Dada la estacionalidad del negocio turístico, es relativamente fácil planear operaciones de este tipo en fechas ciertas, conocidas por cualquiera que conozca la dinámica del mercado.
Sin tanto despliegue, las agencias podrán ser propietarias de un stock de pasajes comprados baratos que siempre podrán vender al precio del día, eventualmente el mismo que ofrece la low cost en ese momento, que seguramente será mayor que el original que pagaron las agencias. Hay muchas posibilidades para vender algo que tuvo un costo ya cerrado y cuyo precio de venta cambia todos los días, incluso en un universo sin inflación.
Para las agencias, que ya no cobran comisiones de las líneas aéreas como en otros tiempos, esto puede ser un mecanismo por el que vuelvan a tener ingresos por la venta de pasajes, pero quedan algunas cuestiones pendientes, empezando por la situación impositiva de estos mecanismos, porque no es lo mismo vender un pasaje por cuenta de terceros y cobrar una comisión, como hasta ahora, que ser el propietario del pasaje por haberlo comprado y venderlo al pasajero, lo que será una nueva figura en el ambiente de los viajes.
Otro uso novedoso de los NFTickets podría aparecer en ciertas empresas con despliegue territorial de su personal (pesqueras, mineras, constructoras), cuyos empleados deben viajar con mucha frecuencia en una ruta determinada, sin que se sepa el nombre del viajero hasta último momento. Ahora podrán tener un stock de pasajes comprados con mucha anticipación (más económicos) que irán nominando cuando llegue el momento de usarlos.
Lo concreto, más allá de las especulaciones que podamos hacer, es que los nuevos tickets abren la puerta para la creación de un mercado no regulado ni legislado, donde todo puede salir bien, pero que puede dar lugar a operaciones fraudulentas que, para ser sinceros, ni siquiera sabemos cuáles pueden ser.
No hay nada de malo en la creación de un nuevo mercado, sino que, por el contrario, es un enorme paso hacia la libertad. En cuanto a las acciones fraudulentas debo decir, como lo señalaba un viejo profesor de Economía, “que el martillo no tiene moralidad, la moralidad está en el puño que lo toma, ya sea para clavar una tachuela o romperle la cabeza a alguien…”. Además, qué maravilloso sería que una agencia compre 40 pasajes para vender sus paquetes, ya que lo más posible es que salga todo más barato. Y no hay que olvidar que en un mercado libre la regulación, es decir los límites, los genera la competencia. Viva la libertad!!!