El 3 de octubre un rumor conmocionó la Bolsa de New York y las acciones de American Airlines se desplomaron un 36{85a4615a806cefb2dddfb0dcbfd9bf5df1b58e8529622455c8f10f6f6ff0f7ce} en pocos minutos: La especie informaba que la aerolínea estaba en serias dificultades financieras.
En aquella oportunidad, el señor Andrew Backover informó que la compañía realizaría todo el esfuerzo necesario para cumplir con sus compromisos, pero que no descartaba acogerse al denominado Capítulo 11 de la Ley de Quiebras o Bancarrota de los Estados Unidos.
En rigor, el Capítulo 11 de la Ley de Bancarrota es similar a lo que aquí llamamos “concurso de acreedores” y su finalidad es proteger a las empresas mientras efectúan su reordenamiento.
AMR trató de no tomar esta decisión pero la volátil situación económica, los costos laborales y las alzas del precio del petróleo no le permitieron seguir adelante. Bajo la protección del Capítulo 11, la empresa podría sortear mejor la dificultades y evitar conflictos laborales.
La mayoría de los competidores de la línea de los Estados Unidos habían pasado por este proceso recientemente y gracias a él lograron volver a la normalidad con más vigor y eficiencia en el mediano plazo.
En lo inmediato American Airlines se deshará de contratos de arrendamiento de unos 24 aviones y motores que son viejos e ineficientes para competir en el mercado actual; luego evaluará la renovación de la flota, incluidos los aviones que ha ordenado anteriormente.