Las primeras noticias sobre la renuncia de Steve Dickson, titular de la Federal Aviation Administration (FAA) comenzaron a circular al anochecer del pasado miércoles 16 de febrero. El propio Dickson publicó una carta a los trabajadores y público estadounidense el jueves 17 en la que explicó las razones de su decisión: “A estas alturas, la mayoría de ustedes habrá escuchado que dejaré el cargo de administrador de la FAA a partir del 31 de marzo. Como les expresé a los empleados de la FAA en un correo electrónico compartiendo mi decisión, es hora de que regrese a Atlanta, donde mi esposa, Janice, y mi familia han estado manteniendo una luz encendida para mí. Comenzó como una luz de porche, pero se ha convertido en una luz de búsqueda que me llama a casa.
”Como también dije a los casi 45.000 empleados de la FAA, estoy tremendamente orgulloso del trabajo que hemos logrado en muy poco tiempo. Pusimos a esta agencia sobre una base firme para sobresalir y prosperar en el siglo XXI y más allá. Hicimos, y continuamos haciendo, nuestro sistema de aviación global más seguro a partir de las duras lecciones aprendidas del 737 MAX; mantuvimos los cielos abiertos y seguros a pesar de las tremendas adversidades cuando el COVID-19 cerró la red de transporte global, y continuamos asegurándonos de que la seguridad de la industria de la aviación y el deseo insaciable de conectividad puedan coexistir.
”Y a pesar de todas las crisis, esta fuerza laboral dedicada compartió mi visión para modernizar nuestro enfoque de seguridad y revitalizar nuestra fuerza laboral, en parte a través de nuestra iniciativa Flight Plan 21, que ahora está en marcha. Estamos integrando de manera segura nuevas y emocionantes formas de transporte: drones, vehículos voladores, aeronaves automatizadas y naves espaciales, por nombrar algunas. No exagero cuando llamo a este el momento más emocionante en la industria aeroespacial desde la llegada del motor a reacción, y tal vez incluso de los hermanos Wright”. El administrador concluye con saludos y agradecimientos.
El mismo 17, el presidente del Comité de Transporte e Infraestructura de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, el demócrata Peter DeFazio, emitió una declaración al enterarse de la renuncia de Dickson: “Si bien el administrador Dickson y yo hemos tenido desacuerdos, le agradezco su servicio dedicado a nuestro país durante un momento tan desafiante para la aviación. El presidente Biden ahora debe nominar a un nuevo líder comprometido con los más altos estándares de seguridad de la aviación, lo que significa que alguien implementará agresivamente nuestra legislación histórica de reforma de la certificación y responsabilizará a Boeing por las trágicas consecuencias de su decisión de anteponer las ganancias a las personas al lanzar el 737 MAX y garantizar la coexistencia segura del servicio inalámbrico 5G y la aviación”.
El administrador saliente reemplazó a Daniel Elwell quien estaba interinamente a cargo cuando Michael Huerta – nombrado por Barak Obama– dejó el organismo. Dickson fue nominado ante el Senado de los Estados Unidos por la administración de Donald Trump. Durante la campaña a la Presidencia, Trump se indignó al saber que quien dirigía la FAA, Michael Huerta, no era piloto y sugirió que nombraría al experimentado comandante de su propio avión para conducirla, lo cual no se concretó. En Estados Unidos hay mecanismos institucionales que deben ser respetados.
Dickson es un consumado aviador con experiencia militar, graduado con honores de la Escuela de Leyes de la Universidad Estatal Georgia; se desempeñó como piloto en Delta Airlines, empresa en la que comandó aeronaves como el Airbus los Boeing 727, 737, 757 y 767 y el Airbus A320, y en la que alcanzó a ser vicepresidente de Operaciones de Vuelo. Recibió la confirmación del Comité de Comercio del Senado el 10 de julio de 2019 por 14 votos a 12.
El problema de los MAX
Asumió como titular de la FAA en medio de la crisis de los MAX en la que tuvo un rol decisivo en el proceso de recertificación e investigación sobre el rol de la FAA en la primera habilitación del avión que luego tendría dos gravísimos accidentes. En esas circunstancias, también cumplió un rol institucional importante de “control de daños” hacia afuera de la FAA cuando algunos legisladores del Congreso de los Estados Unidos politizaron el problema de los MAX. En ese sentido Dickson demostró firmeza para cambiar los procesos internos de la agencia y conminar a Boeing, pero sin aceptar la totalidad de las demandas que realizaban los representantes y senadores que en algunas ocasiones politizaron la grave cuestión de los MAX. Un dato casi de color, pero importante para un líder de la aviación, es que antes de tomar la decisión sobre el retorno al servicio de los MAX, Dickson mismo comandó uno de los aviones demostrando su compromiso con la seguridad de la aeronave.
La crisis por el COVID-19
Otro frente difícil de gestionar fue la pandemia desatada por el SARS-CoV-2 que paralizó la aviación global. Dickson fue clave para justipreciar el daño que tuvieron las aerolíneas de los Estados Unidos e intervenir en la ponderación de la ayuda que el Estado dio para que no quebraran.
El desplegue G5
La última crisis que enfrentó el administrador que dejará su cargo el 31 de marzo próximo, fue la del despliegue del 5G en territorio de los Estados Unidos. Este episodio debe haber desgastado mucho a Dickson, tanto en lo personal como en el rol institucional de la FAA en toda la discusión e incertidumbre generada por la banda en que opera la nueva tecnología de comunicaciones inalámbricas. Basta con leer un comunicado de la FAA en el que la agencia dice: “En 2020, antes de la subasta de la banda C de 5G, la FAA expresó nuevamente sus preocupaciones y solicitó una postergación para colaborar en la solución, pero la National Telecommunications and Information Administration (NTIA), la agencia federal coordinadora de las disputas referidas al espectro radioeléctrico, no incluyó la carta en el expediente de la FCC”. En otras palabras, la FAA expuso la responsabilidad que le cabía a la NTIA en un despliegue que provocó y provoca incertidumbre a la aviación.
Todo indica que se va un funcionario capaz que tuvo que transitar una época difícil en la que se vio obligado a administrar una serie de acontecimientos muy complejos en el que no podía detener el progreso y debía dar respuestas a las expectativas del mercado que conforma una ciudadanía tan dinámica como la estadounidense. Además, el administrador de la Federal Aviation Administration es, de un modo u otro, uno de los mayores –sino el mayor– referente de la aviación civil mundial.
