Romperán la barrera del sonido

Félix Baumgartner es un hombre especial, siempre ha buscado superar los límites alcanzados por otros hombres osados. El domingo, se propone ascender en una cápsula a 35.000 metros sobre el nivel del mar para lanzarse y romper la barrera del sonido sobrepasando los 1.100 km/h en caída libre, para luego abrir un paracaídas sobre la yerma superficie de Nuevo México. La proeza será financiada por Red Bull a través del programa especial Red Bull Stratos.

Se calculó que la caída libre de Baumgartner, un récordman austríaco de 43 años que fue comando en las fuerzas armadas de su país y se ha dedicado a cautivar al público saltando desde los más altos edificios y otras elevaciones, durará alrededor de cinco minutos y medio. Durante el descenso, el deportista intentará realizar complejas maniobras que consisten en giros, lo que  técnicamente se conoce como “barrell rolls”.

En los preparativos para la proeza, Baumgartner tuvo que superar ataques de pánico, por su condición de claustrofóbico, ya que para poder alcanzar la altura y descender desde el borde mismo de la estratósfera, el austríaco vestirá un traje presurizado similar al que usan los astronautas. La preparación psicológica para la misión ha sido realmente interesante, pues el récordman deberá mantener una alta concentración que le permita soportar todo tipo de presiones físicas –incluída su vulnerabilidad ante el encierro– y contingencias no plenamente calculadas.

En el pasado otros trataron de batir el mismo récord, entre ellos, un camionero norteamericano de New Jersey, llamado Nick Piantanida, quien murió en 1966, cuando sufrió daño cerebral tras la despresurización del traje que lo protegía. Otro de los que intentaron alcanzar marcas en similares circunstancias es el coronel retirado de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Joe Kittinger, quien asesora a Baumgartner actualmente. Kittinger, alcanzó récords de velocidad y altitud a mediados del siglo pasado, cuando saltó desde unos 30.000 metros.

El propio Baumgastner saltó previamente de 21.800 y 29.000 metros como entrenamiento, en el último, alcanzó los 860 km/h.

Red Bull, a través de Servus TV, una de sus compañías controladas, ha montado todo para que el espectáculo sea visto por millones de espectadores. Catorce cámaras de cine y tres cámaras fotográficas, todas de alta definición, se colocaron en diversas partes; otra cámara giroscópica denominada cineflex estará montada en el traje; se realizarán tomas desde helicópteros y dos sistemas ópticos rastrearán desde tierra cada detalle de la caída libre del austríaco y la retransmitirán por  150 canales de televisión a lo largo y ancho del planeta.

“Hay que hacer los deberes. Eso es todo. Odio cuando me llaman amante de las emociones fuertes o adicto a la adrenalina, porque yo no soy así. Me gusta que todo esté planificado”, dijo el Baumgartner cuando le preguntaron por qué intentaba alcanzar una meta tan “temeraria”. Además, el deportista y los patrocinadores esperan que la hazaña contribuya a la investigación médica y aeronáutica. Según la vocera de la prueba, Sarah Anderson, la información que se obtenga sobre la reacción del cuerpo humano expuesto a condiciones extremas de baja presión y temperatura será útil para futuras misiones espaciales. Además, el experimento pondrá a prueba nuevos equipos y el desarrollo de procedimientos para habitar en altitudes elevadas y soportar una aceleración tan extrema, de manera que pueda mejorar la seguridad de los astronautas pero también de potenciales tours espaciales.

Baumgartner con sus ingenieros y un grupo de médicos idearon y construyeron desde 2007, la cápsula que lo transportará y el traje presurizado que lo protegerá. Hasta ahora no se sabe a cuánto asciende la inversión realizada, pero trascendió que sólo el traje costó unos 200 mil dólares. Para la realización de la prueba, el programa Red Bull Stratos, desplegará un equipo de 100 expertos en diversas disciplinas y el intenso entrenamiento lleva más de un lustro de inversiones y esfuerzos.

La cápsula, que es similar a una espacial, transportará a Baumgartner prácticamente a la estratosfera. Será elevada por un globo de helio que, inflado, es más alto que la Torre Eiffel.

Según lo previsto, el ascenso tomará entre dos y tres horas y el descenso, de no mediar inconvenientes, durará entre 15 y 20 minutos, 5 de los cuales serán en caída libre. El riesgo podría ser que el paracaidista se descontrole y/ o pierda el conocimiento durante el descenso. El salto se producirá  desde una posición de cabeza hacia abajo para facilitar que se llegue a la velocidad máxima lo antes posible.

Félix Baumgartner ha concretado otras proezas. En 1999, fue el primero en saltar desde la mano del Cristo Redentor, en Río de Janeiro (Brasil), a sólo 30 metros del suelo, con el tiempo justo para abrir su paracaídas y aterrizar con seguridad. Otras de sus hazañas son los saltos de las torres más altas del planeta. Este austríaco, piloto con licencia para globos de gas y helicópteros, alcanzó récords mundiales por el salto más alto desde las Torres Petronas en Kuala Lumpur, en Malasia, en 1999, y la Torre Taipei 101, en Taiwán, en 2004.

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