¿Qué hace EANA?

Una milenaria historia de Medio Oriente cuenta lo siguiente:

Había una vez un gran rey que deseaba construir la ciudad más maravillosa de todos los tiempos, para ello eligió contratar a Ahmed, el arquitecto más famoso de la tierra. Al aceptar la misión, el arquitecto estimó los fondos que necesitaría y puso una condición: “Hasta que yo no haya terminado, nadie de la corte podrá acercarse a la región en donde levantaré la ciudad.” Aceptadas las condiciones Ahmed partió con una buena parte de los tesoros del reino a una tierra lejana.

El tiempo pasó y el rey comenzó a inquietarse y a enviar mensajeros que se encontraban con el arquitecto, quienes recibían como toda respuesta una misma frase: “Díganle al rey que lo llamaré cuando la ciudad esté lista.”

Un día el anciano rey se cansó y decidió ir a donde estaba el arquitecto y desde lejos pudo ver el resplandor de algo que parecía sorprendente, al llegar al lugar quedó absorto porque jamás había visto una ciudad tan estupenda y bella como la que tenía ante sí. Caminó por sus calles de mármol, tocó los muros con jade y ónice incrustado, se admiró de las terminaciones de roble del Libano, en fin, todo era extraordinario. Cuando se encontró con el arquitecto le dijo: “Ahmed, por qué no me has llamado si tenías la ciudad que te encomendé, eres cruel y yo casi muero sin verla”, a lo que Ahmed contestó: “Disculpe su majestad, sucede que este es el pueblito que edifiqué para planificar su gran ciudad.”

La Empresa Argentina de Navegación Aérea tiene similitudes con la obra de Ahmed e incluso podría ser peor ya que hasta ahora sólo parece vivir para sí misma. Nació por ley durante la administración Kirchner, cuando todo el mundo, incluido los Estados Unidos, expresaban admiración por el éxito de NAV CANADA. Aquí se optó por fundar una empresa estatal que se hiciera cargo de los servicios de navegación aérea en vez de ir a un modelo superior. El actual gobierno no sólo siguió con el proyecto, tal vez bajo la peregrina idea de seguir con una “política de Estado” sino que designó como autoridades a personas íntimamente ligadas a su equivocada concepción y, lo más grave, a la anterior administración. Desde Aeromarket advertimos varias veces que el modelo que le convenía al país era el canadiense; no obstante, saludamos con moderado entusiasmo cuando la empresa comenzó a funcionar en agosto de 2016, pero luego del tiempo trascurrido se observan tan pocos resultados de gestión que volvemos a pensar que la iniciativa no demuestra tener destino cierto.

El primer error de gestión fue negociar un convenio colectivo de trabajo exclusivamente con ATEPSA (Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación) sin incluir a otros gremios que representan a no pocos trabajadores del sector que huyeron de ese sindicato. Si bien desde Aeromarket somos críticos del sistema gremial argentino, el hecho de haberse negociado únicamente con ATEPSA, un gremio creado cuando todo estaba bajo la órbita militar y la sindicalización era inocua, fue una decisión extraña. Puede parecer que esta situación no es relevante, pero sucede que algunas de las condiciones laborales que se han impuesto podrían estar poniendo en riesgo la seguridad operacional, verbigracia: la variación del volumen de trabajo en Baires que ha generado reportes de incidentes internos (anónimos por razones de temor) que llegarían a centenares (aunque EANA admite 24), o PNSO (Programa de Notificación de eventos de seguridad operacional) que no siempre son investigados hasta las últimas consecuencias.

Además, a 8 meses de iniciadas sus gestiones, no se conoce un plan de negocios de la “empresa” o un cronograma de cómo se abordará el problema de la aeronavegación. En el mientrastanto el ente recibe ingentes fondos de financiamiento. Dicho sea de paso, las versiones sobre compra de aviones verificadores, de ser ciertas, serían alarmantes.

En cuanto a las inversiones tampoco se sabe nada. En la página de EANA sólo figuran licitaciones para la contratación de vigilancia y monitoreo, limpieza, servicios de enlace satelital TX de voz y datos etc., alquiler de impresoras y mantenimiento de aire acondicionado, nada sustancioso desde la perspectiva de la misión. Eso sí: Se publicita a diestra y siniestra las reuniones del titular de la empresa tanto en el exterior como en el interior, entre la que se destaca un reciente “Primer Encuentro Regional de Integración y Cooperación”, que se armó a instancias de nuestro país, para “impulsar el trabajo conjunto”. Puro marketing personal. Como si esto fuera poco, el directorio de la entidad debería ser considerado con más cuidado, porque hay personajes que no se sabe cómo llegaron allí.

El Ministerio de Transporte está a tiempo de reorientar una organización que es pieza angular en lo que ha dado en llamar “La revolución de los aviones”. Por ahora EANA no ha demostrado resultados significativos y lo que tiene por delante es un serio desafío que requiere de otros ritmos y seguramente otros perfiles.

Luis Alberto Franco / Director de Aeromarket

Edictorial edición 216, mayo 2017

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