Hace unos años Boeing realizó una reunión de prensa en Buenos Aires y casi al finalizar la charla este periodista le preguntó —como al pasar— a Shelia Remes, ejecutiva del gran constructor de aviones, por qué Boeing fabricaría el B747-8 si no creía que hubiera clientes para un avión de las dimensiones de su criticado A380. La respuesta fue concreta y previsible: “No creemos que haya un mercado interesante para los grandes aviones, pero estamos dispuestos a correr un riesgo muy moderado con el proyecto 787-8 por tratarse de una ampliación y mejora sobre el existente Jumbo. Boeing no haría en las actuales condiciones del mercado una inversión para construir un avión completamente nuevo del tamaño del 747-8 o el A380 porque todo indica que será muy difícil venderlo.
Hoy recuerdo esas palabras y algunas otras lecturas en las que Boeing difería del criterio de Airbus sobre la necesidad de transportar más pasajeros para una racional utilización del espacio aéreo y una mayor economía. Para Boeing el mercado buscaba más vuelos punto a punto y no llegar en una gran nave a un gran aeropuerto para trasbordar a un avión más pequeño que completara el viaje. En todo caso para el constructor norteamericano lo que el mercado parecía buscar era que los vuelos se realicen a mayor velocidad en aviones medianos y no la congestión de enormes aviones que llegan juntos para vomitar pasajeros que realizarán enormes colas de trámites aeroportuarios que, por motivos de seguridad, se vuelven cada vez más lentos y engorrosos.
Hoy, unos diez años después de su exitoso lanzamiento, el A380 presenta un futuro incierto porque sencillamente nadie lo quiere comprar.
Para Fabrice Brégier, presidente ejecutivo de Airbus la situación no es dramática al asegurar que su empresa va “a tener algunos nuevos clientes el año entrante”, una sentencia que no le pareció muy convincente a nadie.
Hay analistas que opinan que lo que cambió fue el mercado, pero otros sostienen que el A 380 nació muerto: “Prácticamente todos dentro de la industria dijimos que era una mala idea cuando lo anunciaron. Pero ellos insistieron en esta acción monumental. Después del primer par de cientos no vendieron más. A nadie le gusta”, señala Richard Aboulafia, vicepresidente de Teal Group.
Emirates, uno de los mejores clientes que Airbus logró para el avión, está buscando que el fabricante destine más dinero a la aeronave para hacerla más eficiente agregando unos cuantos asientos. En principio Airbus se negó a cualquier modificación pero la presión es mucha y el dinero que podría desembolsar la línea atrae al constructor que no quiere resignarse a abandonar la construcción. “Podemos agrandar el avión. El problema es ver si hay mercado para eso”, comentó Bregier al pedírsele una opinión sobre los deseos de la línea aérea de Medio Oriente.
Emirates cuenta con 140 A380 en operación o en pedido, pero dijo que podría comprar hasta 200 si el modelo es mejorado.
El avión es una maravilla. Tuvimos la oportunidad de seguir su construcción en Toulouse en el marco de un par de visitas consecutivas a la fábrica de Toulouse y de volarlo en Buenos Aires cuando el gigante llegó a la Argentina. La aeronave es silenciosa como no se ha visto, su espacio es realmente impresionante, sus clases ejecutivas, dignas de príncipes y sus virajes imperceptibles. Los sistemas son una obra de arte y la cabina es el sueño de cualquier piloto que quiera alcanzar el cenit de su carrera.
Boeing respondió a Airbus con el B787, una aeronave muy eficiente que permite a las aerolíneas vender pasajes más baratos, tanto es así que Airbus respondió al aparato de Boeing con el A350 que ya está presentando como una versión más avanzada que la de su colega norteamericano pero que a la vez sentencia las posibilidades de su familiar mayor más cercano, el A380.
De cualquier forma el posible fracaso en términos de metas del super avión de Airbus no está poniendo al gigante europeo en aprietos ya que otras aeronaves la siguen posicionando como el mayor fabricante de aviones para las aerolíneas del mundo.
No se sabe si el A380 dejará de fabricarse, este periodista cree que no, que seguirá adelante a su ritmo y que todavía dará que hablar.
Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.