El pasado sábado 26 de enero se cumplió un año desde que Flybondi comenzó a volar. Sus comienzos fueron de alguna manera un símbolo de la “Revolución de los Aviones”, un programa mucho más vasto que aún tiene que consolidarse.
Flybondi es la primera “ultra low cost”, dijo alguna vez, Julian Cook, quien fuera hasta hace poco su CEO. Fue la aerolínea que, decisión gubernamental mediante, le cambió la fisonomía al hasta entonces aeródromo militar de El Palomar, para convertirlo en el primer aeropuerto low cost de Latinoamérica.
El año transcurrido tuvo éxitos y dificultades, operar con pocos aviones que no son nuevos encierra probabilísticamente muchas cancelaciones y demoras. Pero las inversiones se hicieron y los vuelos continúan.
A lo largo de este año la novísima aerolínea transportó un poco menos de 1 millón de personas, de las cuales 130 mil fueron pasajeros primerizos. En pocos meses logró un 8% de participación del mercado, nada mal. Según palabras de Andrés Vacarezza, el CEO interino de la aerolínea, “se está creando un nuevo mercado de pasajeros que antes no volaban o no lo hacían asiduamente”, es verosímil, con sólo acercarse al Aeropuerto de El Palomar, se observa un ambiente de viajeros que no es habitual en otros, aunque eso posiblemente sea una impresión subjetiva de quien hace el comentario.
La empresa se ha convertido en la aerolínea más filmada por celulares en la historia argentina. Siempre hay alguien que registra los desplazamiento, despegues, aterrizajes y movimientos del personal en plataformas, muchos son camarógrafos cronistas al acecho que aguardan algún detalle que pueda ser pasto para voraces redes, y las cosas suceden y se viralizan. Nunca ha sido noticia el avión que arriba sin novedad y en el caso de Flybondi esa premisa es para muchos casi un dogma de fe.
Unas 560 personas trabajan en forma directa para Flybondi. Los gerentes aspiran a que en 2021 la empresas transporte 10 millones de pasajeros y brinde trabajo a 2.000 empleados.
Algunos expertos dicen que los números podrían arrojar balances negativos, es de suponer que si alguien está pagando las cuentas es porque tiene un proyecto de largo plazo. De cualquier forma la contracción de la economía es muy seria y por más que los pasajes sean baratos, viajar es algo que se puede postergar y las plazas no cubiertas siempre preocupan.
Si recordamos que en sus comienzos la legendaria Southwest tuvo que vender un avión para pagar salarios y facturas, adecuar sus vuelos a tres aeronaves, manteniendo una de backup, y hoy es la mayor transportadora de pasajeros dentro de los Estados Unidos, bien podríamos suponer que empezar de abajo es un mérito para apoyar más que una debilidad a subrayar.
Ojalá que se sumen los cumpleaños, que también se logre puntualidad, que todas las aerolíneas crezcan y que más argentinos vuelen. Después de todo, un deseo en otro sentido mostraría que los argentinos no somos capaces de lograr lo que está funcionando en todas partes.