Escuadrilla Argentina de Acrobacia Aérea

Reportaje para Aeromarket edición impresa

Contra viento y marea

En la última edición de FIDAE (Feria Internacional del Aire y del Espacio), que se realiza cada dos años en Chile, la Escuadrilla Argentina de Acrobacia Aérea, compuesta por aviones experimentales y pilotos amateurs, marcó un hito en la historia de la representación Argentina al concurrir como invitada para realizar una exhibición que fue elogiada por su profesionalidad y calidad artística. Como todo espectáculo tiene su “backstage”, acudimos a César Falistocco, líder del grupo, para que nos contara lo que no se vio en el cielo trasandino.

Armkt: – ¿Cómo surgió la oportunidad de ir a FIDAE?


César Falistocco: – Hacía ya cuatro años que habíamos empezado a tener contacto con distintas personas pertenecientes al mundo aeronáutico internacional, entre ellos ejecutivos de FIDAE, quienes comenzaron a prestar atención a nuestros videos y shows en Argentina, Brasil y Uruguay. Uno de ellos nos consultó sobre la posibilidad de ir a FIDAE 2012, pero por entonces los organizadores de esta feria, que es netamente para la aviación comercial y militar, no abrían sus puertas a la participación de un grupo deportivo amateur y civil que, además, volaba aviones experimentales. Así las cosas, nos preguntaron si podían enviar veedores a algunos de nuestros shows. Por suerte en aquel tiempo pudimos hacer exhibiciones en Paraguay y al sur de Chile (Villarrica), con muy buena repercusión en los medios especializados y ese fue el comienzo del trabajo para la gestación de nuestra participación.

A mediados del año pasado nos comunicaron que, si calificábamos con todos los requisitos (licencias, habilitaciones y certificados) habían tomado la decisión de aprobar nuestra participación en la edición 2014.

Cumplidos todos los trámites administrativos, se nos comunicó que FIDAE nos contrataba para volar con ellos. Te imaginarás que no es posible describir la alegría de todos nosotros cuando recibimos esa noticia: ¡Habíamos logrado el prestigio suficiente y teníamos las certificaciones necesarias para operar en una de las cinco ferias aeronáuticas más grandes del mundo!

Por entonces sólo restaba esperar el gran día y volar la “rutina de aprobación” (un vuelo de examen que toman a todo participante el martes previo al show, donde se deben cumplir las exigencias, limitaciones y control de tiempos, tal cual lo pide la Fuerza Aérea de Chile).

– Realmente emociona, pero no es posible imaginar lo que fue para el equipo tener ante sí la posibilidad de lucir los colores patrios en FIDAE, pero si mal no nos informamos, luego te quedaste solo con todo por hacer ¿fue así?

– En ese momento era un sueño cumplido. Pensá que exportar los aviones y reimportarlos, además de los traslados y los consumos para nuestra operación costaba (y costaron) 15.000 dólares, así que cuando FIDAE dijo que nos contrataba significaba que teníamos todas la puertas abiertas incluidos costos.

Luego ocurrió algo insólito: Los ejecutivos de FIDAE en Europa se encontraron con un funcionario de Planeamiento, del Ministerio de Defensa Argentino, quien aseguró nuestra participación y se comprometió a que la Argentina cubría todos los gastos. Un mes después, el mismo funcionario me explicaba en persona que lo dicho fue sólo porque era necesario políticamente, que no había ni dinero ni intención de mandarnos y que tampoco podría explicar a FIDAE la vuelta atrás…

 

– De la euforia a la tragedia …
– Es que de tener todo solucionado para lograr lo que nadie en la historia había conseguido, participar en la Feria por mérito sin que un fabricante, gobierno o empresa comprara un espacio carísimo, tal como ocurre con cada demostración de FIDAE, pasábamos a perder cuatro años de esfuerzos.

A partir de allí empecé un derrotero por varias oficinas tratando de hallar a algún funcionario que escuchara; lo primero que intenté es que la Cancillería me acreditara dentro de la delegación argentina que promovía el programa “Exportar”, para que al menos pudiera evitarse el pago de derechos de exportación de los aviones y equipos, junto a otros gastos al entrar al país vecino, pero la respuesta oficial, fue que si no exportaba nada, no podían incluirnos en ese programa. Luego intenté en el Ministerio de Turismo de la Nación, pero no conocían la feria ni les interesaba. Finalmente intenté que el ente que me regula, la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), me brindara alguna facilidad, pero me contestaron que no tenían tiempo de tramitar nada.

En todos los casos pude hablar con los responsables a cargo personalmente, y en todos los casos pedía gestión, no dinero, ya que con un trámite realizado por un organismo oficial se podía cambiar la condición con la cual exportaba temporariamente los aviones.

 

– Cualquiera hubiera abandonado en ese punto, pero seguiste adelante.

– Si, claro, tenía la puerta abierta al mundo, sólo me faltaban recursos económicos, me partía el alma que nuestra imagen, por así decirlo, perdiera la posibilidad de proyectarse. Fijate, hoy lo pienso y no puedo creer lo que vivimos: Fuimos contratapa de la revista FIDAE NEWS, tuvimos una foto en tapa y una nota central. También en la “RAP”, Revista Aérea del Perú, quienes además, pasaron nuestros videos en la pantalla central de FIDAE durante toda la feria; teníamos un lugar de estacionamiento y exposición de los aviones al lado del Airbus 380 ¿se comprende lo que se ha desaprovechado?

 

 

– ¿Y cuándo llegaste al “punto de no retorno” y seguiste contra viento y marea?

– En ese punto decidí intentar que FIDAE mismo me diera una mano y me ofrecieron alojamientos y comidas para todo el equipo (nueve personas), los combustibles (nafta, aceite de humo y aceite de motor) y me contactaron con el gerente de marketing del Banco Santander Chile, quién me ofreció cubrir todos los gastos y una ganancia adicional siempre y cuando cambiáramos los colores de los aviones completos al rojo y blanco. Con esa propuesta en mano, acudí al equipo pues entendí que la decisión se debía tomar en conjunto. Todos pensamos lo mismo: ¡No podíamos ir como Escuadrilla Argentina de Acrobacia Aérea y a la vez borrar las banderas y el manto azul y blanco de la Virgen que visten nuestros aviones para pasar a un rojo completo. La decisión dejaba un sólo camino, asumir que el costo sería nuestro.

 

– ¿Qué te impulsó a dar una batalla tan dura y valiente?

– No se si valiente, diría más bien romántica, una batalla muy larga para llegar a ser conocido, dura también, en especial para evitar las prohibiciones que en algunos casos nos ponen en la Argentina para volar, ya sea porque competimos con alguien o, al contrario, facilidades que nos favorecen si volamos para otro alguien… La dualidad eterna de nuestra sociedad, nada está mal, ni nada está bien por sí mismo, todo es según quién decide. Nunca hay contra o apoyo del Gobierno, hay contra o apoyo de un funcionario del momento en un puesto determinado. Hace 36 años que vuelo y 18 que realizo shows con un avión experimental o con dos, tres, cuatro…

 

Cada vuelo es una batalla contra uno mismo primero, y luego contra un instinto supuestamente conservador de las instituciones y de la sociedad … Con el criterio de regulación que tenemos, que desde ya, supone que intenta proteger a las personas…con tantas limitaciones… Colón nunca hubiese descubierto nada, le hubiésemos prohibido intentar algo distinto porque no había necesidad de ir más allá; por eso, crear caminos nuevos, vuelos nuevos y hasta aviones nuevos, que hoy se llaman experimentales, resulta una batalla.


Digamos que la sola pasión de volar le gana a cualquiera que sin pasión –o sin entender lo que sueña un aviador– se ponga a tratar de regularlo, de cuidarlo o de prohibirlo. Nadie sin pasión, dura en un escritorio tanto como un piloto con sus sueños, es cuestión de tiempo nada más.

 

– La pregunta que debo hacer ahora es ¿qué sentiste cuando te sentaste en tu avión en tierra chilena? ¿Te vinieron a la mente todas las luchas o sólo fue emoción por lo que vendría?

– Conseguir que todos llegáramos, que el camión pase las aduanas en tiempo y forma, el turno de aprobación y que acepten la rutina que queríamos hacer, saber que no debíamos fallar en nada, cumplir en vuelo lo pactado, maniobra por maniobra en su lugar específico, incluso el tiempo exacto (30 minutos con tolerancia de 1 más), alturas, distancias y 4 frecuencias distintas para toda la operación, era mucho como para que en ese primer vuelo tuviera en mente algún sentimiento y menos un rencor, mal recuerdo o algo distinto a la responsabilidad y el desafío de mostrar lo que la escuadrilla sabía y podía hacer.
Siempre dije que se vuela como se tiene el alma, así que siempre quiero dejar fuera de ella lo complejo de la vida y sus circunstancias, para salir a volar, creo que lo pudimos conseguir, incluso en aquellas circunstancias.

 

Luego del aterrizaje, mientras carreteábamos fuera de pista, paré el cronómetro con 30 minutos 35 segundos, las maniobras habían salido tal cual lo pactado, la escuadrilla nunca se separó en ninguna figura y ahora rodaban pegados a mí, dando paso a un F-16 que iniciaba su rutina de evaluación; como dije, el lugar de estacionamiento que nos asignaron, era casi debajo del ala del Airbus 380. Quise decirles a Dino y Antonio que detengan los motores, pero se me quebró la voz y ya no pude… se me cayeron unas lágrimas.

Finalmente, 18 años después, tomaba sentido y justificación todo aquello que durante tanto tiempo había sido criticado, y señalado por tantas personas como “actos de locura”… y para peor, creyendo que se contagiaba esos actos a otros pilotos inexpertos para formar conmigo una escuadrilla. Ese inolvidable primer vuelo en FIDAE, tuvo para mí la emoción y satisfacción de poder mirar a los ojos a cada uno de los integrantes de la escuadrilla y, sin necesidad de decir nada, el vuelo pasó a explicar por sí mismo los sinsabores, esfuerzos, críticas, sufrimientos, soledades, necesidades y miedos, vividos por todos, para y por un sueño que se llama: Escuadrilla Argentina de Acrobacia Aérea.(SIC)

FIDAE nunca fue la meta, nunca hubo metas, simplemente sabemos y sentimos que hacemos algo bien y que nos hace bien hacerlo. Dios sabe cuánto bien nos hace, por eso batallamos por seguir. ¡Nosotros llamamos vuelo tendiente a la perfección lo que el resto llama “locura”!

Curiosamente FIDAE no nos cambia a nosotros, cambia la percepción que el resto tiene de nosotros … las “locuras” no cambiaron, los aviones no cambiaron, los pilotos no cambiamos, pero FIDAE llegó a nuestra historia cuando más lo necesitábamos para tener un respiro en nuestra rutina de dar explicaciones respecto de “locuras”, pues con la feria vemos que el resto del mundo también piensa en hacer y construir “locuras”…

 

– Fue el único equipo acrobático en la feria ¿verdad?

– Sí, lamentablemente fuimos los únicos en esta edición porque las otras dos escuadrillas militares, Los Halcones de Chile y la Fumasa, de Brasil, debido a una reestructuración en sus organizaciones, no estaban –según explicaron– con el entrenamiento suficiente. A nosotros nos favoreció por supuesto, nos quedamos con toda la atención de los presentes.

 

– Dicen que las exigencias de los organizadores de FIDAE para hacer un show como el tuyo son muy duras ¿cómo se adaptaron ya que por los comentarios el show fue excelente?

– El show que nosotros hacemos necesita muy buen sonido, volamos en función de la música que elegimos, los aviones vuelan lento, por lo que mantenerse en el box de acrobacia requiere reposicionarlos cada vez que el viento traslada la formación completa hacia un lugar indeseado.

El concepto de seguridad y de aprobación de las rutinas en FIDAE, además de los certificados y licencias, es que uno diseñe, detalle por escrito y dibuje una secuencia de maniobras rígidas en tiempo y espacio, además, sin vulnerar los límites de seguridad que ponen de 300 ft de altura mínima y un eje de proximidad al público distante unos 500 metros. Para nosotros muy alto y muy lejos.

Una vez detallada y explicada la secuencia al oficial superior que debe entenderla para poder controlar que se cumpla, se debe hacer exactamente lo pactado en todas las salidas programadas, la primera es la de aprobación y después controlan que se repitan exactas. Ellos entienden que un cambio en la rutina puede ser signo de algún problema o, que si no hay forma de repetirla, es porque no se tiene el entrenamiento suficiente.

 

La locución y música no tiene peso en el diseño del show, pero nos dejaron poner nuestra música y que la locución la hiciera nuestra locutora.

Diseñamos una que quedó bien y arrancaba con un corazón y las letras C y A a cada lado apoyados en que nuestra locutora explicaba un cielo por igual para Chile y Argentina. Continuaba con 15 maniobras de acrobacia en formación y tres maniobras individuales de alta performance. Luego viene la reunión de nuevo con los demás aviones y el desfile en viraje, formados, con el guía invertido.

Para el viernes, una vez aprobada la rutina, pedimos cambiar el corazón para intentar escribir la palabra FIDAE, manteniendo el resto de la rutina igual, cosa que salió y que nos dio la mejor popularidad y atención del público para las demás presentaciones. Lucía, nuestra locutora, conquistó a la gente y los convenció por un instante de que se dejaran llevar por nuestra música, cosa que emocionó.
Para el show del cierre del domingo, además habíamos llevado fumígenos de color, de manera de formar la bandera argentina y la bandera chilena entre cruzadas, mientras Lucía hablaba del famoso abrazo de Maipú, entre San Martín y O’Higgins que sellaba la libertad de ambos países.

No fue de nuestros mejores shows, justamente, porque no se puede crear ni improvisar, pero pudimos demostrar en 7 salidas, un vuelo tendiente a la perfección, idéntico en tiempo y forma, tal cual como lo hicieron cada uno de los pilotos demostradores que volaron en FIDAE.

 

 

– Haber sido parte de FIDAE desde una participación tan particular ¿cuál es tu visión de la organización chilena en general y la aviación civil en particular?

– Creo que FIDAE es un caso muy particular que tiene los estándares de seguridad y organización de las otras cinco o seis ferias mundiales del mismo tipo. Es solamente realizable con el apoyo y estructura de una fuerza aérea, orgullosa y disciplinada que entiende el valor de poder demostrar a sus ciudadanos y al resto del mundo, su profesionalismo. FIDAE es un evento en el que se combinan en una misma organización, esa impronta con una gerencia civil dedicada a los negocios, promoción y desarrollo de la feria y una gerencia operativa, dedicada a la organización y seguridad del evento. Todos con un mismo objetivo común, un ejemplo de convivencia.

Tanto es así, que la aviación civil deportiva no comercial casi no tenía cabida en las otras ediciones porque la manera de evaluar seguridad implicaba profesionalismo en la actividad, lo cual significaba trabajar siempre con profesionales del medio.

Creo que se puede mostrar sin problemas que no sólo la aviación deportiva es la puerta de entrada a todo este fascinante mundo, sino que deportivamente también se puede tener altos estándares de seguridad y profesionalismo, de modo que la puerta que abrió este año FIDAE se mantenga abierta en forma creciente a muchos otros shows y demostraciones de la aviación deportiva.

 

 

– Ahora que decantaron tantas cosas ¿cuál es el saldo que te quedó?

– Un saldo maravilloso por supuesto, y en muchos sentidos.
Primero que nada, como es lógico, un aprendizaje superior en formas de trabajo, control y organización de eventos, en técnicas de vuelo profesionales.

Quizá lo más importante sea que la calidad humana del grupo con el que trabajo da orgullo, permite soñar sin límites, entendemos que por sobre todas las cosas está el bien general, es decir que llega el equipo o no llega ninguno. Ninguna individualidad supera al conjunto.

 

Finalmente, participamos en el mismo show y en el mismo cielo, el avión más rápido, el más gigante, el más poderoso, y el más elemental, todos dignos de ver, todos grandes shows, ninguno puede competir con el otro, pero ninguno puede reemplazar al otro, nos necesitamos todos… y esa es la maravilla del cielo y de los hombres del aire, lugar donde pueden convivir infinitos proyectos, ya que cada uno de ellos será siempre el único y el mejor.

Por Luis Alberto Franco

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